RIO BELELLE
Un amor puro y desbocado galopa
entre las hojas que caen en estos primeros atardeceres del otoño, mientras aparecen níscalos, parasoles y pies azules en el parque micológico en el río Belelle.
El aire huele a bosque sagrado
y una almibarada prosa flota después del mediodía no desdeñable: el suspense se mantiene mientras todo crece en la baja arboleda caducifolia.
Durante todo el verano has construido una vida
al son de las cigarras y ahora el sol desciende más rápidamente como queriendo deshacerla.
Los pinos sangran
sus últimas resinas de trementina y se chupan el pulgar dando envidia a las castañas caídas.
Ante tanto color
vuelves a preguntarte sobre qué hace esta vida contigo, ese agradable sueño que estás viviendo. Podrías por ejemplo comerte el cielo como una manzana y preguntarle a las estrellas:
¿Por qué estás aquí junto al Rio Belelle?
¿Por qué necesitas ese aire puro que te acompaña entre la vegetación de la ripisilva de alisos, sauces y laureles... y como no, todo ello rodeado de eucaliptos?
¿Quién es responsable eh?
¿ As bruxas da "Fervenza" do Belelle?
Johann R. Bach
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