BELLEZA FRÁGIL Y CARENTE DE VENENO
Me encantan esos pequeños –casi diminutos- prados
del Cadaqués arriba desde los cuales se puede ver el mar azul bañando las blancas casas.
Su belleza frágil y carente de veneno
no me canso de recitármela:
el casi solitario ratón de campo,
el topo escondido en su madriguera de hierbabuena, jóvenes parejas perdidas en la quimera de la hierba recibiendo la brisa,
el pequeño lución hijo del cristal,
el grillo más manso que nadie, el saltamontes que taconea y cuenta su ropa tendida,
la mariposa que simula ebriedad
y pone nerviosas a las flores con sus hipos silenciosos,
las hormigas
a las que la vasta extensión verde hace sentar cabeza, y
de inmediato
por encima los meteoros de las golondrinas…
Cadaqués arriba, eres el botiquín del día.
Johann R. Bach