LA CABEZA DE POSEIDÓN (fragmento
Amor, el bosque sagrado ya no canta:
de repente se han parado las piedras a escucharnos.
¿Son tus palabras las dulces portadas de un templo
al que el aire y el tiempo nos han empujado?
Aquella noche Clara cenó conmigo.
Acudió a mi encuentro con alegría, pero preocupada por mi crisis. Para calmarme me dijo que no oía desde hacía meses ninguna queja, en los Diarios, digna de tener en cuenta: ninguna percepción orgánica y finita; sino que sus sentidos descubrían a diario lo infinito en todas las cosas.
Johann R. Bach