16 feb 2013

LOS AMIGOS De la novela LAS TARDES DE UN ALFÉREZ

                                LOS COMPAÑEROS DE VIAJE

 

Recorre Hermes el mundo.

Al final de un sendero, junto al bosque, se detiene a beber en una fuente. Junto al caño se encuentra sentado un ciego y su fiel guía un can educado en francés.

 

Es una hora temprana

en la que los duendes ya se han ido y las lechuzas han abierto con sus enormes llaves los caminos que conducen a Fisterra.

 

Soy un dios- dice Hermes

sin modestia pero cortésmente-.

 

(El sabueso olisquea sus pies

asombrado por las alas de sus sandalias). Después de haber ayudado a tantos y tantos a cruzar las puertas del Inframundo, me siento solo.

 

También me siento triste –insiste-

porque los humanos traicionan a los dioses. Anhelamos animales, instintivos y mortales. Sí, sí, eso es. Mortales. Pero con cualidades de sensibilidad, humildad y elegancia de semidioses.

 

¿Era pedir demasiado?

¿es que un dios no tiene derecho a soñar?

 

Al atardecer Hermes le dice al ciego:

"después de haber estado viajando todo el día, nos sentaremos bajo un roble. Y entonces te diré que me siento viejo y quiero morir".

 

Será una mentira,

pero necesaria para que tu compañero me mire a los ojos, comprenda mi infortunio y me lama las manos.

 

Por supuesto- responde

despreocupado el ciego- Mi guía lamerá tus manos tan frías y aspirará su extraño olor lo mismo que yo. Nosotros vivimos gracias al tacto y el olfato

 

Caminan y caminan a buen paso

por el Camino de Santiago hasta encontrar una estrella. Soy Hermes –dice el dios poniendo la mejor de sus mejores caras (la caliente. La otra es fría) ¿Te gustaría acompañarnos hasta el fin del mundo?

 

Allí llevo a este pobre ciego

para darle miedo y que apoye su cabeza en mi hombro.

 

Conforme –dice la estrella

con voz frágil de cristal-. Me da igual adónde ir. Y eso del fin del mundo es una ingenuidad. Desgraciadamente no hay ningún lugar que tenga esa condición.

 

Caminan durante largas jornadas

siguiendo el curso de un río que se parece al Rio Leteo. El ciego y su perro, Hermes y la estrella que va dejando tras de sí una brillante estela sienten que sólo hacen lo que estaba escrito.

 

La estrella cuenta su biografía;

más por egolatría que por animar el aburrido viaje. Breve, pero apasionadamente como todo lo que hacía, se enamoró de un recién llegado al Concierto de las Naciones y de Lenin.

 

En su juventud la Estrella se había colgado

-nunca mejor dicho- del cuello de la Locomotora de la Historia. Presumía saberlo todo de los griegos y poseída por la visión de una Hélade de fantasía

 

sólo pensaba en su imposible inmortalidad:

 

de manera frívola reveló

sus secretos de corazón y de alcoba en un libro merecedor de censura titulado My Life, ignorando que lo erótico debe ser secreto y la santidad pública.

 

Era evidente que se había ganado

la enemistad de Eurípides que le asignó un papel trágico y predijo su colapso antes de la Era de las Cejas Gruesas instaurada en el Concierto de las Naciones por Leónidas Brézhnev.

 

Van cogidos de la mano.

Hermes piensa que, si alguna vez vuelve a salir a buscar amigos con los que viajar, con los que llegar a un acuerdo, ya no será tan sincero.

 

                                                                                    Johann R. Bach
                                                                         www.homeo-psycho.de

14 feb 2013

EUCLIDES Y EL VUELO DE LAS ABEJAS

EUCLIDES Y EL SUEÑO DE LAS ABEJAS

Se despertó sudando

con gran agitación; el nombre de Euclides y su estrecho espacio zumbaba sobre sus sienes; sacó de la mesita de noche su cuaderno de color miel en el que, a forma de diario, anotaba meticulosamente todo lo que le acontecía desde el momento mismo de despertarse.

(Aquel día escribió) "Todos los rayos

que los dioses lanzan los tengo en mi garganta. No creo que sólo deba esperar continuamente la visita de la desdicha; y, no quiero, pasivamente, sentir cómo acude a mi lecho y a mi ya bastante amargo corazón, y que se acumulen ingentes penas mezclándose con afrentas dolorosas."

"Siento que la úvula

está inflamada como un bolo alimenticio a punto de ser engullido. Sé por experiencia que cuando eso ocurre el color granate invade las fauces y ese badajo cargado de agua puede ahogarme."

"Una sed insaciable me persigue.

En momentos como éste nada me satisface. Mi soledad pretende convencerme de que no me honran los dioses ni los hombres; y, que me hallo destinada a vivir en la odiosa tristeza, lo mismo que una fiera a quien los duros hierros y la cólera hieren"

Aún no había amanecido.

Se levantó, fue al baño, se miró en el espejo y no vio nada de particular excepto su piel pálida, transparente hasta el punto de que las venas de sus sienes fueran visibles y las bolsas llenas de líquido bajo sus ojos.

En su sueño volaba,

caía desde lo alto de un edificio cargado de viviendas como un panal, pero no llegaba al fondo porque asombrosamente su vuelo era suave aunque consistía en dibujar hexágonos continuamente.

Aquello le devolvía la alegría

a sus dorados hombros y hacía planes para pasar en vuelo rasante sobre los campos de girasoles de forma que el color amarillo pudiera coserse a su piel; y, el aroma del néctar de las flores pudiera ser recogido, como alimento de todo el año, en la cesta de mimbre colgada a su espalda.

¡Oh noche!

¿Puedes explicarme –se preguntaba con angustia- por qué he tenido ese sueño?¿qué sentido tiene el moverme continuamente sobre hexágonos?¿Debo ser amable con esas criaturas y corresponder a esos regalos cargados de flores y miel?

¡Oh noche!

¿Es cierto lo que me parece

oírte decir? Te escucho atentamente. De acuerdo, de acuerdo. Todo el verano me he estado bañando en ese precioso mar que me aliviaba del penoso calor, he libado hasta saciarme del cántaro sagrado del amor y mis hombros se han bronceado hasta sentirme dichosa.

¡Oh noche!

No me riñas por haber sido feliz

este verano. Te prometo tomar miel y romero para mis anginas. Ya sabes que soporto mal el calor, que después de las largas vacaciones junto al mar acostumbro a encontrarme mal y que mi mejor tiempo se halla anclado en las constelaciones y en las estrellas de la primavera.

Elisa R. Bach

MENAGE A TROIS. Cap. 69 de "La Chica de Kiefholzstrasse

  • La humillación del hombre joven

                 STAPHISAGRIA C200

·         La resignación del hombre maduro

                 ARSENICUM IODATUM C200

  • La avidez de responsabilidades

                 NUX VOMICA C200

                 SULFUR C30

 

Son las 2 de la mañana;

no tengo nada de sueño y estoy lúcida. Muchas personas a esta hora si no pueden dormir se desesperan; yo, escribo.

 

Es mi medicina.

Aunque realmente este estado en que me encuentro no es lo que se conoce como insomnio.

 

El origen de este manantial de ideas

que me ha desvelado es la conversación que he tenido durante la cena con mi amiga Martina.

 

Nos hemos sentado

inicialmente en la pequeña terraza del Bilderbuch, pero luego hemos decidido situarnos junto al piano del vestíbulo, en una mesa con dos velas encendidas que nos ha dado un confort comparable al calor que ya empieza a agradecerse en las noches berlinesas.

 

El vestíbulo estaba lleno,

como de costumbre, de personas solitarias leyendo el periódico o trasteando el ordenador. Dos mesas ocupadas por sendas parejas de chicas disimulaban la calidez de nuestra presencia junto al piano.

 

En el aire flotaba una tenue música de saxo

proveniente de un dúo que tocaba en esos momentos en el  "salón biblioteca". Martina, no obstante, parecía no oír la tranquilizante música de fondo y el resto del bohemio vestíbulo no penetraba en la retina de sus grandes ojos.

 

Me miraba con ansiedad

y relataba con premura su relación con sus dos amores, teorizando con ello sus propias limitaciones.

 

Martina es una mujer algo delgada

de cabeza triangular debido a la anchura de su frente y a la puntiaguda barbilla. Lleva el pelo muy corto, rubio, muy bien cuidado, peinado masculinamente y sus ojos rasgados le proporcionan una mirada inteligente dando la impresión de seguridad en ella misma.

 

Ha cumplido cuarenta y ocho años

y siente la vida como una fuente inagotable de emociones placenteras: es un reptil; le gusta el vino y fuma; se gana bien la vida y aparentemente es más desprendida que generosa.

Psicóloga de profesión,

comparte conmigo, de vez en cuando, algunas de sus ideas y experiencias. Está casada en segundas nupcias con un hombre quince años mayor que ella y mantiene relaciones sexuales con un colega de su misma consulta (praxis) de cuarenta años de edad.

 

Se siente satisfecha de cómo le van las cosas,

pero tiene algunas "dudas" sobre su situación en medio de estos dos hombres. Su afán de ganar dinero, -cuenta a modo de justificación- es para evitar convertirse en la enfermera de su marido en un futuro lógicamente próximo.

 

Me ha contado que ha leído

en un diario que una actriz inglesa de teatro, Tilda Swinton, vive su particular menage a trois con características similares a las suyas.

 

Martina destaca como elementos positivos

de esa peculiar "familia" que mientras el marido se queda en casa con los niños ella acude a las recepciones y fiestas con su elegante amante, haciendo pública la relación con él, haciendo gala de su libertad mediante una transparencia poco común.

 

La experiencia que está viviendo

(un menage a trois) Martina abunda en nuestra sociedad y en multitud de ocasiones no origina inestabilidad social o emocional, pero planteada con la aparente transparencia del caso de la famosa actriz me hace reflexionar sobre los diferentes ángulos del "triángulo familiar" que forzosamente no tienen la misma amplitud.

 

Ella, la actriz, juega un papel dominante

en la familia y en el negocio, que visto en su vertiente de "modus vivendi" obliga (Nux vomica es el auténtico tirano en casa y la exquisita persona fuera del hogar) a cada uno a mantener su rol; y, la transparencia de la relación no es más que publicidad como la de muchas actrices.

 

La posición de cada uno

quizá diste de ser idílica, pero en este caso la mejor parte se la lleva la actriz, tanto económica como socialmente. Y en el terreno de satisfacción personal y profesional, de reconocimiento público es también ella la mejor situada.

 

Su avidez de responsabilidades

le lleva a exigir también a los miembros de su "familia" a que cumplan con su rol porque para eso los mantiene (les paga). La relación con ellos es de dominio. Ella es una perfeccionista y los demás, así lo cree, siempre cometen algún que otro error.  

 

Con Martina las cosas suceden,

por lo que ella cuenta, de la misma manera. Así, si pudiéramos meternos en la piel del joven amante de Martina, sentiríamos una sensación de humillación con tendencia a mostrar una

 

agresividad contenida por falta de fuerza

para independizarse o reivindicar una posición más acorde con su juventud y su futuro; nos apercibiríamos de cómo sufre al ver que su posición en la relación triangular no sólo no mejora sino que, al contrario, empeora. Su juventud se va quedando atrás con el peligro de ser sustituido por otro elegante joven. 

 

Sospecho que su semen

derramado sobre el vientre de Martina es pegajoso y viscoso como el caucho. Eso lo sé porque yo también tengo un amante dieciocho años más joven que yo cuyo semen acostumbra a derramarlo en mi barriga; aunque

 

Niko, mi maduro amor - el hombre de mi vida-, desgraciadamente ya no está a mi lado. Podía haberle preguntado a Martina sobre esa circunstancia individualizadora de su joven amante, pero no lo he hecho.

 

El marido, bastante mayor que ella,

adopta una postura mucho más inteligente y su preocupación es hacer frente física y psíquicamente a todas las tareas que le asigna Martina.

 

Sorprendentemente, y a juzgar por las confesiones

que me ha hecho durante la cena, a sus sesenta y tres años Karl es un amante infinitamente más apasionado que Freddy (su amante joven) cuya resistencia en la carrera y

 

el escarceo amoroso sobrepasa

la expectativa sexual de cualquier mujer. El placer sexual lo aporta Karl, la autoestima (pública) la consigue Freddy.

 

 Karl conoce el comportamiento de Freddy,

su carácter, sus ambiciones; y, con paciencia y dedicación total, en cuerpo y alma, hacia su amada logra una posición mucho más segura y estable. Karl es consciente de sus limitaciones y ello le ayuda a aceptar resignadamente su papel en el juego triangular:

 

durante un tiempo continuará

siendo imprescindible para Martina. Espero que en ese tiempo mi amiga observe en el espejo que sus hombros se le van encorvando con el peso de sus responsabilidades y poco a poco dulcifique su carácter y aprecie el amor que los miembros de su familia le ofrecen quizá no generosamente. 

 

En mi opinión Martina es demasiado egoísta,

narcisista y ególatra para dar paso a su inteligencia y no escucha las opiniones de los demás, sobre todo si no son complacientes a sus oídos.

 

                                                                                                     Elisa R. Bach
                                                                                           www.homeo-psycho.de

13 feb 2013

ACNÉ EN FRENTE Y ESPALDA. Cap. 77 de "La Chica de Kiefholzstrasse"

  • Acné en frente y espalda:

              SULPHUR IODATUM C 15

              FERRUM METALLICUM C 7

              T.K. C 9

 

·         Masturbación:

              ORIGANUM C 7

 

  • Neurastenia:

              DAMIANA C 15

 

 

Se han cumplido dos semanas

desde que la madre de Bárbara me llamó para que le diera un tratamiento para soldar la fractura ósea de un dedo de su mano derecha.

 

Me ha llamado con urgencia

a las ocho de la mañana. Le he preguntado el porqué de la premura; me ha contestado que el dedo estaba soldado y bien soldado, pero que Bárbara estaba llorando y con un ataque de "neurastenia" (según ella), golpeando la puerta de su habitación.

 

Cuando he llegado a la casa,

el cuadro era efectivamente el descrito. La madre de Bárbara ha comenzado con su exuberante verborrea a explicarme el caso. Todo había empezado con una bronca a la salida de la visita a un psiquiatra.

 

Bárbara fue literalmente obligada

a esa visita que le produjo un ataque de rabia e impotencia ante una situación que ella consideró humillante. La madre no sólo la había obligado a visitar al facultativo sino que a la salida la fue abroncando durante todo el trayecto hacia su casa.

 

No he querido oír más sobre el tema

por boca de la madre de Bárbara porque además de la urgencia del caso creo que lo de "neurastenia" podría aplicársele a ella. He ido directamente a la habitación de Bárbara y con autoridad y suavidad a la vez le he propuesto, más que obligado, de ir al "Clown" a tomar un café.

 

Ya en la calle le he dicho

que me acompañara a dejar unas cartas en la oficina de Correos de la Schlosstraße. Por suerte había una larga cola que me ha permitido hablar sobre la afluencia de público y distraernos del problema del que se suponía que íbamos a tratar. El semblante de Bárbara iba cambiando lentamente su aspecto, recuperando algo de aplomo.

 

Al entrar en el "Clown"

el cálido ambiente me ha tonificado más a mí que a ella pues en la Oficina de Correos se me han helado los pies. Apenas nos han servido el latte machiatto ha empezado a nevar un poco, pero la ventisca reflejada en los árboles no invitaba precisamente al paseo.

 

El primer comentario sobre el asunto

que nos llevaba a la cafetería ha sido el de que su madre, con su abundante parloteo, me inflaba la cabeza y yo tenía que hacer grandes esfuerzos para escucharla y que le iba a prescribir Damiana, la popular planta medicinal mejicana para que se calmase de "su neurastenia".

 

Bárbara me ha preguntado

si íbamos a hablar de su problema. Fingiendo asombro le he contestado con otra pregunta: ¿Qué problema? ¿Tú tienes algún problema? Yo cuando tenía tu edad también tenía acné en la frente como tú; la espalda la tenía llena de comedones y me masturbaba casi a diario; tardé veinte años en saber por qué.

 

Ella con cara de asombro

me ha preguntado si hay tratamiento para el acné de la frente reconociendo que también en la espalda tenía comedones. En efecto, hay tratamiento para ese exceso de grasa en el rostro, le he contestado, por lo que le he extendido la correspondiente receta.

 

Al salir de la cafetería

hemos vuelto a su casa con paso rápido para acortar el tiempo de exposición a un aire gélido. Bárbara se ha cogido de mi mano mientras caminábamos y con ello he sentido su callado agradecimiento.

 

Su secreto reconocimiento

a mi labor me ha llenado de gozo y he tenido que hacer un gran esfuerzo para no abrazarla y besarla porque el consuelo no es bueno para Natrium muriaticum (el tipo sensible de Bárbara).

 

La entrevista con Bárbara

me ha calmado a mí, con su dulce mirada, tanto como a ella. Es una tuberculínica maravillosa.

 

Al llegar a su casa

la madre estaba que se subía por las paredes de lo nerviosa que estaba. Le he dado cinco gránulos de Damiana 15 CH y se ha calmado inmediatamente.

 

He llamado a mi amor

y le he invitado a cenar en el "Santos" porque esta noche hay música de samba en vivo. Creo que lo pasaremos bien.        

                                                                                                                Elisa R. Bach
                                                                                                   www.homeo-psycho.de

12 feb 2013

NUESTROS OJOS

  • Orzuelos en los ojos:

STAPHISAGRIA C15 – C200

                                               NUESTROS OJOS

 

·         Hasta las estrellas más cercanas se hallan a distancias imposibles de recorrer por el hombre, pero no todo lo perteneciente a ellas está lejos de nosotros. Su luz nos llega continuamente llenando de belleza la noche.

 

·         De la misma forma el fulgor de nuestras almas, sumergidas en la profundidad de la personalidad humana, aflora a través de nuestros ojos, originando un verdadero concierto polifónico.

 

·         Corresponde al médico holístico reconocer en los signos que se manifiestan a través de esos auténticos volcanes, la trama real, profunda e individual.

Hoy he conocido a Antonia

en la terraza del Bilderbuch de Akazienstrasse, hemos estado hablando un buen rato mientras tomábamos un latte machiatto. Psicóloga de profesión y, con cincuenta años de edad, está atravesando un mal momento en su vida:

 

se ha separado del marido,

también reputado psicólogo, desde hace tres semanas. Cuando me habla de esos problemas rompe a llorar. Pero no me ha citado para hablarme de ese estado de ánimo, pues ella cree que eso son cosas del psicólogo y por lo tanto cree que nadie la va ayudar mejor que ella misma.

 

Antonia me ha llamado

para que le dé alguna solución para un orzuelo de muy mal aspecto que le ha salido en el ojo izquierdo. Le escuece y le obliga  a permanecer con el ojo entreabierto. 

 

Tiene un carácter muy susceptible,

se excita con facilidad. Es posible que, a pesar de su profesión, ignore que ese orzuelo no es más que un signo producido por los trastornos en su carácter por la indignación sufrida, por el trato que le ha dado su ex marido:

 

depresión y neurosis

después de haber sido vejada, por el sentimiento de que él la ha tratado injustamente.

 

Su susceptibilidad es extrema,

y cada vez que piensa en las ofensas sufridas en el proceso de separación se obsesiona hasta el punto de no poder dormir por las noches. Al mismo  tiempo no puede reaccionar en su defensa porque no tiene suficiente fuerza psíquica (¿social?) para ello.

 

No hay que perder de vista

que su ex marido es un psicólogo de gran reputación en Berlín y enfrentarse a él, con o sin éxito, supondría grandes pérdidas físicas, psíquicas, económicas etc. Tiene que apretar fuertemente los dientes y soportar en silencio las humillaciones que le ha infligido. Sólo ese orzuelo muestra, en una primera exploración ocular, su sufrimiento.

 

El orzuelo se curará en breve;

su alma quizá tarde más en poder cicatrizar las heridas causadas por un hombre que, en su egolatría, no ha dudado en cambiar a la Compañera de su Vida de cincuenta años por dos de veinticinco. Qué poco imagina ese Narciso, emborrachado por el prestigio social conseguido (por los dos en conjunto), que con su abandono está propiciando la entrada de Antonia en la etapa más fértil y fecunda de la mujer.

                                                                                                           Elisa R. Bach
                                                                                                 www.homeo-psycho.de