13 ago 2011

Elisa nos envía un poema sobre los recuerdps de su infancia en Cadaqués

Domingo en Cadaqués

 

Era domingo.

Un domingo en el que la luz del sol

compensa la melancolía continuada

del aire marino del otoño de Cadaqués;

la tranquilidad flotaba en el aire

como aire en el viento y el sol

calentaba como una caricia mi pecho.

 

En la playa había mucho trabajo,

la brea impermeabilizaba la barca

y mis ojos seguían como por encanto

el contorno de las velas y el compás

de la olas murmuraba en mis oídos.

 

Las mujeres enredaban sus fuertes manos

en finas cuerdas excepto mi madre

que cantaba una canción.

Mi hermana la tatareaba para aprenderla.

Y yo, como todo me parecía bien

callaba, miraba al cielo

y lo sentía todo como un sueño.

 

Mi hermano corría por la playa

con un remo entre las piernas

a modo de caballo que imaginariamente

lo transportaba al galope junto al mar.

Como siempre, necesitaba movimiento
para calmar sus demonios.

 

El sol estaba bastante alto

cuando una sombra familiar se inclinó

para besarme,

yo extendí mi diminuta mano,

la arena se quedó muda y por un momento

el rumor de las olas desapareció

como un verano tras una tormenta.

 

Mi padre tomaba mi mano

con la misma suavidad que el maletín

que llevaba en la otra

del que no se separaba nunca

como si en él llevara un tesoro.

 

Dentro del galeno maletín

llevaba un termómetro,

un fonendo, un estuche de cuero

que contenía unos misteriosos tubitos

de cristal con tapones de corcho

y dos cuadernos de papel cuadriculado envejecidos por el uso.

 

Lo recuerdo como si fuera hoy;

batido como acantilado

por el oleaje del duro trabajo

al que se entregaba a todas horas

y con palabras que podrían asombrar

a las propias palabras nos conducía

a mundos esperanzadores.

 

Nos enseñaba a mirar las velas

y los mástiles en el horizonte.

                                        Elisa R. Bach    

12 ago 2011

El deseo de escapar de una situación difícil. Antes del parto.

Hola a todos/as

Mañana se subirá a la web www.homeo-psycho.de el capítulo 12 de la novela "NIÑOS A LA DERIVA" en el que Elisa describe una situación difícil de la que muchas mujeres desean o han deseado escapar: la angustia y miedo que se puede sentir antes del parto.

                                                                                                        Leo P. Hermes

11 ago 2011

Enuresis del niño.

Hola a todos/as

En el capítulo 11 de los "NIÑOS A LA DERIVA" que se ha subido esta semana a la web www.homeo-psycho.de Elisa recomienda la medicina Causticum para la enuresis del niño. También se comenta el problema de las personas que planifican el suicidio.

He aquí algunos comentarios:

"…Mi hijos padecieron todos ellos ese problema y una de las maneras que encontramos para combatirla es pensar (y decirles) que esos niños tienen un crecimiento (intelectual y físico) lento y que pasados algunos años se olvidará el problema…" Ramona

"…Esta semana, después de haber leído el once de "Niños a la deriva", abrí los capítulos de "La chica de Kiefholzstrasse", porque algo del personaje del relojero me resultaba familiar. Pues bien, en el capítulo 23 de La Chica encontré a Jens, también relojero, vegetariano a su manera, avaro, maniático del orden y egoísta: es el de olor a cadáver que yo relacionaba con el padre de los Niños cantores. Aunque no se trate exactamente del mismo arquetipo, sí me ha gustado comprobar que el Arsenicum Album 200 sea recomendado en ambos casos. Muy bien Elisa, no se te puede pillar..." Un Doctor crítico con la homeopatía

 

"…El poema "Hace calor y hoy es domingo" me ha gustado mucho, refleja perfectamente la sensación de vacío que puede atacar un domingo determinado en cualquier lugar. Comparto igualmente que la música es ideal para llenar esos momentos de soledad que, no siempre, el sol y el calor de un día de agosto logran evitar…" La Profe de Mates

 

"…Me gusta es forma de escribir. Las historias de  los Niños son contadas por Elisa de una forma tal que los convierte a todos en encantadores. Los hermanos de esta semana, mediante una  sencilla descripción que alude simplemente a sus ojos rasgados, al aumento de besos en la despedida y al pacto del relato-canción, también me han conquistado…" Marta

 

"…La comparación del resentimiento del relojero con un fusil de barro que dispara sin descanso, no tiene desperdicio; es una imagen graciosa que lo define muy bien…" Santiago.

 

Selección de comentarios de Leo P. Hermes

10 ago 2011

Agotamiento por exceso de estudio y la necesidad de sexo por trabajar con el microscopio. del cap. 10 de "Niños a la Deriva"

"…Resulta muy veraniego el capítulo 10, no por el exceso de estudio que tiene que hacer Elisa, sino por el aire tan generosamente cálido (aquí hace frío) que envuelve toda la narración. Me gusta todo ese futuro próximo que crea la protagonista…" Carmen

 

"…No me encaja en la personalidad de Elisa el permitir que su hijo pase las vacaciones en un internado: una mujer inteligente, sensible y luchadora, ¿cómo es posible? ¿habrá sido el exceso de trabajo?. Tal vez existan razones que se me están escapando... ¡más enigmas!. Continuaré la investigación con la lectura de los siguientes capítulos…" Marta

 

"…Me ha sorprendido que el trabajo con microscopio dispare la imaginación de la narradora hasta el punto que describe y,  tal vez menos chocante, que comente abiertamente la necesidad de tener un señor a su lado. Este tipo de exigencia, que se da en ambos sexos, siempre ha sido muy jaleada por los hombres y me parece fenomenal que una mujer con esa edad también lo publique sin ningún tipo de tabú. Todo muy bien, con el final "seguir soñando..."  que considero una maravillosa terapia…" Fuensanta

 

"…Los comportamientos y sensaciones que nos asaltan tras el despertar de una pesadilla están muy bien recogidos en los primeros párrafos, me parecen imágenes exactas y detalladas de la realidad, afortunadamente, no cotidiana. Me han gustado especialmente el severo encuentro que tiene la protagonista con el espejo y la aplicación de los aceites varios para animarse. Eso sí,  yo no conocía los polvos del Dr. Lithinés…" Santiago

7 ago 2011

¿Energía nuclear? No gracias. Keratom? Nein danke. Elisa envia un poema en el aniversario de Hiroshima.

¿Energía nuclear? No gracias. Keratom? Nein danke

 

 

Como el mismo tsunami que al final,

cuando desembocó rompiendo los diques

por el exceso de presión de la ola,

se abrió paso por última vez,

entre las Viejas Autoridades de Fukushima,

la voz del sabio hibakusha Hiro Shoko1.

 

Cómo fueron derrotados los que se reían,

cómo dejaron en suspenso, todos,

corazón y manos, cuando de una boca

surgió un fragor como el propio tsunami

al hablar ante El Consejo de Ancianos.

 

Y unos miles volvieron a quedar asombrados

como en el Gran Día del Mercado de Flores,

pero estaban dentro de él como las abejas,

dentro de los límites de sus cortas vidas.

 

Tanto temblaban que, aterrorizados,

indefensos, vencidos, se revolcaban

sin darse cuenta de que él, en Tokio,

llamaba por su cuenta al mar: "Detente!"

 

Y Neptuno, como un sirviente atemorizado,

sujetó las olas sobre la estirpe mortífera

hasta que las manos le hicieron daño, sólo

porque uno de ellos quiso que se detuviera.

 

Y este uno fue él, fue aquel viejo

de quién pensaban que ya no valía

porque ya tenía ciento diez años.

Alzándose, los hizo entrar a sus tiendas.

 

Fue como si la suave lluvia fuera granizo

sobre los tallos ya arrasados:

«¿Qué le queréis prometer a Neptuno?

Innumerables dioses os rodean

esperando que elijáis.

Pero, al elegir, Pangea os aplastará»

 

Y después, con orgullo incomparable dijo:

"Los de mi casa y yo todavía creemos

que podemos calentarnos con el Sol".

 

Todos gritaron: "Ayúdanos, y danos una señal

y fuerzas para esta elección "

 

Pero, como hacía años, lo vieron callado

subiendo hacia su ciudad fortificada

con naranjos.  Y luego ya nada más.

Esta fue la última vez.

                           Elisa R. Bach

 

1)Superviviente de Hiroshima.