1 mar 2014

¡Oh Ecuador país de noches con luz!

ECUADOR. PAIS DE LUZ

 

Ecuador país donde compiten los árboles

de maderas finas -el laurel rosa, el cedro y la caoba- con otras aromáticas plantas características-la caña brava, el árbol del pan, el achiote, el palo balsa, el guarumo, la zarzaparrilla y las vainillas fina y ordinaria (Vainilla planifolia).

 

Puede que en Ecuador no todo sea poesía.

Pero la reflexión sobre ella es como las raicillas del enebro y las margaritas que crecen en los campos sin importarles si nos gusta o no su presencia.

 

Algún poeta dijo,

intentando simplificar ese universo abigarrado de cosas objeto de la poesía, que los tres temas sobre los cuales pivota la poesía de Ecuador son:

 

el paisaje amable de Las Isla Galápagos,

el amor en las selvas húmedas tropicales y la reflexión ante las cumbres nevadas.

 

Hay que pensar, según ese esquema,

dónde poner las sensaciones sobre la anatomía y fisiología en el interior de cada uno de sus habitantes.

 

Lo que ocurre bajo el enrojecimiento

en los cielos ecuatorianos hay dudas de si es adecuado interpretarlo como meras descripciones paisajísticas exentas de humillaciones y odios.

 

Y donde los sagrados bosques

ponen los dedos-como otra heroicidad- también se puede considerar como una geografía con puntos geodésicos, valles, ríos y con preciosas diaclasas dispuestas para el placer de la contemplación.

 

A veces –en Cuenca o Guayaquil-

una sola letrao un número como el de la puerta de la casa de la infancia podría tener un significado geográfico de reconocimiento de las coordenadas donde poderse refugiar de las torrenciales lluvias.

 

Un cuadro en un rincón

de una habitación puede jugar el papel del amigo que sabe escuchar sin reprender por las reprobables acciones y acompañar, con su silencio en la penumbra, tus sueños.

 

Sus colores pueden alegrar

a tu espíritu en momentos de tristeza y doblar con ello las primaveras del corazón y animar a perseverar en los buenos augurios para un país inundado por la luz.

 

La pared misma

donde podría estar ubicado ese cuadro,con su ingenuidad colgada con un rústico clavo, puede vibrar y reproducir sonidos que lleguen a ser interpretados como la música que surge de sus sienes y alcanzar las de una humanidad global.

 

Un antiguo cuadro

también puede en un museo de Quito o de Cuenca ser una luz original que, con una gama de cuatro mil frecuencias, se abre paso a través de su marco,

 

inundando de colores todo un país

y con su simbología recordar que el mundo de la infancia,también en esas latitudes estuvo siempre presente, tanto en la vida cotidiana, como en el sentir popular.

 

La filosofía es –según dijeron algunos sabios-,

una concepción del mundo y desde luego en Ecuador hay una serie de artificios que han alejado a muchos de sus habitantes de la vida de la vida tropical, pero la materia prima, la base de los sentimientos siempre es la vida concebida entre sus paisajes, sus pájaros y sus tortugas.

 

Cuando se escribe algo sobre el Ecuador,

hay que dejarlo reposar algunas horas o días, incluso semanas o meses, luego releerlo para saber si aquello que se ha escrito da qué hace pensar; y, si esa segunda o tercera lectura te sorprende es que lo poético del país es una realidad.

 

Entonces se puede mirarsus realidades

a través del teodolito de su cultura, someterlo a un ajuste fino colimando sus ángulos; y, finalmente, archivarlas en una de las carpetas rojas dispuesta a hacerla viajar por todos los mares. Siempre disponible como coadyuvante de los sueños de aquellos a los que aman ese maravilloso país.

 

¡Oh Ecuador de noches iguales al día!

 

Sé que me llamas

alos claros de tussagrados bosques junto a rocas de oro y pájaros de colores, pero aún no he encontrado el hilo de Ariadna que me conduzca a la salida de este laberinto.

 

Sé que me llamas

para conducirme junto a dios Sol desde el ámbito en que la claridad es un diamante, pero aún no puedo oírte desde la sangre.

 

¡Oh Ecuador de días iguales a la noche!

 

No ignoro

que me llamas a la verdad sobre tu espacio ciego de crisol, pero me cuesta oírte desde el carbón. Camino y no veo mi propia sombra ni cómo mi sangre forma un rio; la luz de las estrellas se me muestra confusa entre tantos negros nubarrones, los mismos que me obligaron a abandonar el país.

 

Aquí, lejos de tu paraíso,

se viven muchas noches en las que sin luna sólo veo piedras,no la idea en que la eternidad podría abrirse ante mí y limitar mi pena y que todo lo que te imita es pura conminación de la intención.

 

¡Oh Ecuador país de noches con luz!

 

Sí, sí. Oigo tu llamada

a despedirme del Monasterio, a abandonar el sendero de su rosada bruma en el que he vivido con luz inexistente y que tantas veces soñé con ello.

 

Sí, sí. Oigo tu llamada

a abandonar la confusión que me aproximaba al tormento rojo, entre lamentos roncos y reflejos, pasión de soledad desolada.

 

Sí. Bendigo tu paciente llamada

desde las puertas abiertas ardiendo que me abres al otro lado de los muros de los mares.

 

No tardaré en regresar.

Entretanto ¡oh noche! Dale recuerdos a Lorena

 

                                                             Johann R. Bach

28 feb 2014

Sí, sí. Estaba oscuro. Cuando lo hice quedó la huella de lo ocurrido parte de mí misma.

LUZ ATLÁNTICA

                                                                         Atardecer en Cabo Home

 

Querida Patricia

 

He guardado en mi carpeta preferida

tu último mail añadiendo al texto algunos puntos suspensivos. Espero que no te enfades por ello. El texto ha quedado así:

 

Luz atlántica…

Cuando mis lágrimas te alcancen la función de mis ojos… ya no será llorar… sino ver…

 

Sí, sí. Estaba oscuro.

Cuando lo hice encima de un cartón donde quedó la huella de lo ocurrido parte de mí misma.


Quise tirar el cartón.

Quise eliminar la prueba de mi culpa y fui empujada violentamente hacia afuera. Para vergüenza mía se dejó a la vista la roja huella, cerrando a continuación la puerta con llave.

 

Aunque lejos nos situemos,

y no sople el mismo viento en el Este que en el Oeste... el mistral con su soplido frío hace que nuestra piel se erice.

 

Pero ahí estás tú…

que me has hecho conocer otro mundo. Un mundo de dulzura en el que no hay aguas amargas.

 

Ahí estás tú…

para susurrar a través de esa auténtica locura diciendo palabras bellas, palabras elocuentes, sensuales y eróticas, calientes

 

para que ese frío se desvanezca

y el calor del rostro Atlántico y su cuerpo se sonrojen al oírlo y disfrutarlo. Puro deseo.

 

Luz atlántica…

Cuando mis lágrimas te alcancen la función de mis ojos… ya no será llorar… sino ver…

 

                                                            Johann R. Bach

 

27 feb 2014

¿Es demasiado pedir que duermas bajo mi sábana de nardos, narcisos y violetas?

        ¿Tan difícil es vivir?

 

¿Tan difícil es vivir?

Huiste despavorido cuando entre los acantilados te pregunté: Mi amor, ¿tan difícil es vivir? -parafraseando  un verso de Virgilio-, creí que ibas a suicidarte.

 

Tu médico te ha dicho

que aspires el aroma de la lavanda, que pasees bajo los tilos y que no comas manzanas que puedan estropear tu humor. ¿Prefieres la cicuta antes que cumplir la obligación de mirar el horizonte pintado con nubes de algodón y frescos?

 

¿Es demasiado pedir

que duermas bajo mi sábana de nardos, narcisos y violetas?  Si no tienes valor para seguir adelante por el dulce camino de los granados abarrotados de flores fucsias, lánzate al mar y que los delfines se repartan tu cuerpo.

 

Desobedece los cantos de sirena

que te impiden atravesar el huso horario de tu mundo. Si aún crees que te falta valor para que el mar del que saliste te engulla para alimentar a sus algas déjate morir, como Adriano, de inapetencia de poder -terrenal y celestial.

 

Pero si aún te queda algo de sal

en tu corazón deshilváname con tus dientes y vuelve a empezar. Si necesitas ayuda, pídemela y te daré una gota de mi negra tinta, lanzaré mi aliento en tu boca y mis manos se hundirán en tu espalda.

 

Te abriré los ojos a la horizontalidad,

tus hombros recuperarán tersura, tu piel volverá a absorber la luz y el oxígeno de mis pulmones y la vida rebrotará como en primavera llenando tus sueños de lunas.                               

                                                                 Johann R. Bach

26 feb 2014

Debemos interpretar los silencios como una manifestación más de nuestro amor

NO TE QUEJES DE MIS SILENCIOS

 

No te quejes de mis silencios

porque son parte de mi amor.

 

Sabes que no puedo vivir contigo

–eso sería Vida con mayúscula- y esa Vida está allá en las orillas de otro mar, detrás de un enorme hórreo.

 

Poseidón tiene la llave

que guarda nuestra Vida –su porcelana- como una taza con motivos cobalto y ribete de oro.

 

Al registrar el contenido

de mi viejo ordenador he hallado un de tus mensajes. Un mensaje que no leí en su día y al leerlo me ha dado un vuelco el corazón.

 

Es un mensaje corto,

escrito en tu lengua –tan parecida a la mía- y que te transcribo tal cual:

 

“Dende o derraidero outón

non sei que é de ti, i afellas que o sinto no corazón.

 

¿Qué che pasóu dende entón,

Vello das brancas guedellas?”.

 

Estuve enfermo… muy enfermo…

pensando que morir –contigo- no podría, pues uno de los dos debería esperar para cerrarle la mirada al Otro.

 

Tú, no podrías.

 

Y yo ¿Podría yo quedarme a tu lado

viendo cómo te hielas sin mi derecho a escarcha?

 

Así que en la distancia

debemos interpretar los silencios como una manifestación más de nuestro amor.

 

Tú ahí –yo aquí-

con la puerta entreabierta que océanos existen –y oraciones- que hay que soportar con sus blancos sustentos las momentáneas desesperaciones.

 

Así que no te quejes mi amor

de mis silencios, pues estamos los dos en el mismo hórreo.

 

                                                                           Johann R. Bach

24 feb 2014

¡Fuera! Que esa voz no es la tuya sino la del apuntador

DUDAS DE POETA

                      

Oh, si mis escritos

fuesen tan sólo la válvula de escape deformada de los sueños…

 

un sitio imaginario

y erróneo de sombras y delirio… vahos involuntarios, como quisieran algunos…

 

¡Una pesadilla

a pesar de haber tomado bicarbonato!

 

Y alguien, al azar, tú, por ejemplo,

pudiese sacudirme ahora por los hombros y gritarme: ¡eh, sonámbulo, despabila… sal de tu estudio-madriguera y mira qué día es!

 

Mira como brilla mi cabellera.

 

¡Ah, si aquí en este mismo escrito,

no hubiese más que un mundo de trampa y de cartón… y alguien, cualquiera, tú por ejemplo,

 

pudiese decir al acabar de leerlo:

¡Venga!¡Venga! ¡Riamos de nuevo, que todo ha sido dicho con “animo iocandi” (en broma)…!

 

¡Ah, si esto no fuese más que un sainete

continuo sin telón…¡u otra comedia cualquiera!...

 

Y uno cualquiera

de esos turistas de mochila o nuevos ricos rusos, del norte o del sur, visitante de monumentos o bañistas hijos de metalúrgicos en paro,

 

del bando rojo del exilio

o del bando negro de la depresión y la tristeza de pronto se levantase de su asiento

 

para increparme enfurecido:

¡Fuera! Que esa voz no es la tuya sino la del apuntador.

 

¡Ah, si mis escritos

con todas sus metáforas no fuesen sino sueño o juego de barbilampiño… broma inofensiva… pura broma…

 

veneno para intelectuales!

                                                       Johann R. Bach

Peces que se zambullen después de haber volado.

LAS PALABRAS Y LA VIDA

 

A Marta Guillamon no le gusta

que alguien le recuerde que la vida y la muerte dibujan árboles distintos. Ella prefiere decir que mientras la vida dibuja un nido la muerte lo copia.

 

Es la vida la que dibuja un pájaro.

 

La vida nació

en la frías cabelleras de los cometas. En cabelleras que no admitieron lazo alguno.

 

De igual forma Marta escribió

en el interior de la puerta de su armario ropero:

 

“el hombre quiere ser vida y no hombre,

límite de sí mismo, corazón dentro de todo”.

 

Y es que las palabras son pequeñas palancas,

y la gracia consiste en encontrar el punto de apoyo, una eficacia en su articulación. ¿Cómo apoyarlas unas en otras?

 

Marta hizo una gran labor

al descubrirnos en la contraportada de uno de sus libros algo realmente importante y que creo que vale la pena transcribir literalmente:

 

“Peces que se zambullen

después de haber volado,

 

virajes y golpes de volante,

juego, placer y riesgo en las carreras de Fórmula 1,

 

energía de ideas estimuladas

por amores juveniles de colores… calabaza y naranja, ocre y cadmio, índigo y cobalto, siena y sepia…”

 

¡Qué palabras sin lenguaje!

 

Sintaxis fragmentaria sin pronombres

y no obstante coherencia en el poema-caos.
 

                                                                    Johann R. Bach

Sin perder un ápice de nuestro entusiasmo por la vida pedimos que se nos preserve aquello que amamos

TARDE DE ROBLES

 

Después de finalizar un poema

-como devolver unos gemelos de oro blanco cincuenta años más tarde de lo esperado-, vuelvo a ver

 

cómo se mata a golpes a la noche.

 

Es en una noche propia de un cumpleaños,

cuando poema, hombre y naturaleza son uno, pero en ascensión y jadeando como en una pendiente en cuyo final se halla la casa.

 

En noches como ésa se detienen

nuestros aprendizajes dispuestos a servir a otros, después de nosotros, después de preparar minuciosamente un nuevo reencuentro.

 

¡Fértil es el frescor de la tarde

después del derrumbamiento del sol!

 

Ataca el infinito

pero ninguna nube perturba el salvamento de las risas de un anterior naufragio.

 

Una y otra vez comienza la noche

y se adhiere -como el titanio al hueso- a cualquier solicitud de la vida dispuesta a acabar en primavera, a volar como pétalos de flor de cerezo:

 

se colorea de herrumbre

cuando consiente en entreabrirnos las rejas de sus jardines.

 

Para la mirada de la noche viva,

el sueño no es sino la hiedra que trepa por los troncos de los viejos robles y no hay que encender su corazón.

 

Es menester que lo oscuro prevalezca

allí donde las encinas cincelan el rocío de la mañana y bajo su corpulencia la joven cepa se sienta segura mientras

 

la noche solamente se sucede a sí misma.

 

La atalaya de la copa de los pinos marítimos

no es sino una concesión interesada de la noche desde la que los gorriones observan cómo de los sarmientos brota su vino.

 

Así después de una tarde soleada,

entre viejos amigos -el poema ha respirado por las manos de huesudos dedos del amigo contiguo-

 

se puede observar cómo de

la reconducción de nuestro misterio se cuida la noche;

 

y el aseo de los elegidos

es la propia noche quien lo lleva a cabo.

 

Ella es la que despabila

a nuestro pasado más humano, inclina su psique ante el presente, pone indecisión en nuestro futuro.

 

Entretanto nos colmaremos

de una tierra celestial que nos ha permitido llevar nuestro testimonio más allá de lo esperado

 

sin perder un ápice

de nuestro entusiasmo por la vida y pedimos que se nos preserve aquello que amamos.

 

                                                              Johann R. Bach