11 abr 2015
Un pequeño haz de luz azul de una estrella fugaz atravesó la noche
el vino ponzoñoso, empecinado en sobrevivir en las cumbres nevadas amparado solamente en el color azul de sus pétalos.
EL HUMO DE LA MELANCOLÍA
Como en una locomotora de vapor
que resopla y echa humo, ordena al ingeniero y sus ayudantes echar carbón en abundancia; cerrar las válvulas y pasar lo más deprisa que se pueda sobre el puente del Leteo.
Repite en tu interior
con la misma presión del vapor sobre la caldera: ¡No vayas, no vayas hacia el olvido! No exprimas la Capucha del monje (el Acónito), tenaz en sus raíces,
el vino ponzoñoso,
empecinado en sobrevivir en las cumbres nevadas amparado solamente en el color azul de sus pétalos.
No expongas tu pálida frente
al rojo beso letal de la belladona o al dolor de la dulcamara sin antes asegurarte que las válvulas se abrirán para dejar escapar la fiebre agazapada a su humo.
Quizá te puede apetecer alejarte
del agitado mundo de hoy en día y hacer un viaje lento y relajado a lomos del Viejo Tren de los Sueños. En ese caso, cierra los ojos y súbete a los antiguos silbidos que flotan sin necesidad de catenaria.
No hagas tu rosario
de escarabajos de té -Blattaorientalis- escondidos en las plantaciones de Ceilán ni le expliques tus penas a los murciélagos pues las sombras se acurrucan junto a tus sombras como un sueño excesivo.
Ármate de valor.
Aprovechando la breve parada en la llanura, cuando el acceso de melancolía caiga y desde el cielo la humedad, como de llorosa nube, atraviese el humo que se disipa bajo las ruedas de la locomotora
reanima tu abatida cabeza
cargada de flores con una gota de vinagre sobre tus labios y oculta el verdor de la colina, aunque sea momentáneamente con una rosa de la mañana.
Envía a la melancolía
a su residencia de verano. En este año ya no tiene lugar desde donde contaminar tu fino paladar después del estallido de las Uvas de la Alegría sobre tu lengua.
Copia la actividad
del único tren de vapor que funciona casi todo el año -a pesar de la invasión de las catenarias conectadas a las centrales nucleares-, en la compañía privada Ferrocarriles Oigawa, en la prefectura de Shizuoka.
Ese tren, como el Viejo Tren de los Sueños
va lleno incluso en días laborables de familias y aficionados a este tipo de transporte.
A ti poco te importa que los vagones de pasajeros
no tengan aire acondicionado, así que, durante el viaje, al abrir las ventanillas se puede contemplar
la mezcla de paisajes reales
con las victorias virtuales arrancadas a la melancolía de los campos de té, típicos del paisaje de Shizuoka.
Aspira el aire en el interior de los vagones
y siente como la locomotora de vapor desata su poder secreto que consiste en crear un sentimiento de camaradería entre los viajeros, aunque estos no se conozcan. Embriágate de él.
A la hora de la salida
suena un silbido, las alegrías se desatan, salen nubes de humo, y las grandes ruedas de hierro comienzan a rodar desde la estación de Kanaya. Es otro de tus viajes placenteros.
En el camino,
cuando el tren retumba sobre los puentes de hierro, los adultos y los niños de las riberas del río, miran hacia arriba y dicen adiós con sus manos al aire como desde el primer día que vieron un tren.
Los pasajeros les contestan
y el silbido de la locomotora mezclado con el humo también les envía saludos mientras se aleja de su vista.
El final de trayecto
está en la estación de Senzu, a 39,5 km., un viaje de 82 min. por el valle del río Oi un paisaje idílico.
Entrando en la estación de Shin-Kanaya,
donde muchos pasajeros y aficionados a los trenes están esperando como tú, deshacerse de los malos presagios, después de haber tocado sus sueños.
9 abr 2015
Sí ahora lo sé, todos los amaneceres iba a tu encuentro,
se lanzó al galope esperando volar de un momento a otro ante un posible descuido de la gravedad,
SE APRETÓ EL METAL A SU PIEL
Se cansó la Amazona de Platino
de pisar con un pie sin saber dónde pondría el otro. Al doblar las esquinas de su barrio el viento barría el polvo y
su boca ávida devoraba todo el espacio.
Se apretó el metal a su piel
y se lanzó al galope esperando volar de un momento a otro ante un posible descuido de la gravedad,
pero junto a los bordillos
los adoquines estaban húmedos y sus brazos agitándose en el aire apenas la podían mantener erguida sobre la grupa de su corcel transparente.
En su caída –a pesar de haber salido ilesa-
comprendió que su traje era más pesado que su sueño y amó, a partir de ese momento,
el peso del metal –el platino-
que la había hecho caer.
En cada poro de su piel
hay un jardín y, bajo los átomos enlazados metálicamente que los recubren, toda la fauna de los dolores necesarios para
el aprendizaje del oficio de vivir.
Johann R. Bach
8 abr 2015
hincarle el diente al fragmento mediante el análisis más atento y minucioso, lápiz en mano
MARTA AIME L'ART
(sin "m" inicial y sin "a" final)
Marta Guillamon sabía desde muy joven
que la tierra giraba, que todo pasa, e incluso que era necesario que los dioses cambiasen, como dijo Renan; pero no podía, a partir del momento en que respiraba y escribía, pensar en su arte de otra manera:
hincarle el diente al fragmento
mediante el análisis más atento y minucioso, lápiz en mano, aquél no era su régimen.
Había caído en las horas del pecado.
Pero su arrepentimiento era una nueva inocencia al ir seguido de la rehabilitación por la acción reparadora. Acción que no hubiera llegado sin la experiencia.
"les ruego que crean en lo grata
–solía decir Marta- y ligera que es la serenidad que emana del conocimiento de uno mismo". "Hay que trabajar –insistía-: el oráculo os hablará, como por sorpresa, en cuanto tenga el pincel en la mano".
Marta Guillamon siempre creyó
que el arte no tomaba nada prestado de la filosofía y que no tenía más fuente que el alma del mundo que lo rodea. Su esencia –decía- es desconocida, como la de la vida; y, su fin es el arte mismo.
El arte podría servir
–repetía en todos los foros- quizá al filósofo, ¿quién sabe?, materia para especular y para amar
Johann R. Bach
requiere el cálido y acogedor senecio o el azul cobalto de cielos y playas de Sóller
EL SUEÑO DE PLATINA
Eres mucho más
que un sueño en otro sueño; como un día y un sonido deseas tener bordes; y se te escapa, por las manos, como una solución extraña en una raíz cuadrada,
para encontrar la inmensa libertad,
y ellas se lo permiten, con tristeza. En ese sueño de segundo grado, suena la luz, de tu árbol en la copa, haciéndote las cosas polícromas y vanas;
sólo te encontrarán cuando se extinga el día.
La tarde, la ternura del espacio,
apoya sus mil manos en mil cimas y lo extraño, bajo ellas es piadoso. Junto a ti quieres retener el mundo así, con estos gestos tan suaves como tocando las estrellas de la noche.
Pero, de momento, este sol
que te ilumina el corazón con rayos de platino mientras te forjas con la idea de un hombre más alto, más sabio y más rico;
este sol de la tarde
que obliga, entre los altos cerros, a refugiarse al hombre generoso que nunca quiso ser un tigre enjaulado en el corazón de una Amantis religiosa
hace soñar a Platina
con un hombre de mundo, alguien parecido a un Apolo; y que humillando a todos los candidatos hace imposible alcanzar su amor.
Todo lo que brilla
le llama su atención: Iridio, platino y rodio mezclado con oro.
Con el tiempo envejece
de la misma forma que los metales, el aluminio aflora en su epigastrio;
el estaño y el cinc en el insomnio de una menopausia vivida como maldición;
requiere el cálido y acogedor senecio
o el azul cobalto de cielos y playas de Sóller así como las perlas cultivadas de Manacor.
Confiesa cuál es tu herida.
¿que se rompió en tus ojos para verlo todo más pequeño? ¿Cómo es que andando juntos nos perdimos?
¿Acaso buscas en los altos trigales tu refugio?
Johann R. Bach
Cuando escribes algo, lo dejas reposar algunas horas o días,
PUEDE QUE NO TODO SEA POESÍA
Puede que no todo sea poesía.
Pero la reflexión sobre ella es como las raicillas del enebro y las margaritas que crecen en los campos sin importarles si nos gusta o no su presencia.
Algún poeta dijo,
intentando simplificar ese universo abigarrado de cosas objeto de la poesía, que los tres temas sobre los cuales pivota la poesía son el paisaje, el amor y la muerte. Piensas según ese esquema dónde poner tus sensaciones sobre la anatomía y fisiología en tu interior.
Lo que ocurre en los cielos
-aparte del record conseguido al lanzarse en caída libre desde treinta y nueve kilómetros de altura- no sabes si interpretarlo como meras descripciones paisajísticas exentas de humillaciones y odios.
Y donde pones los dedos
-como otra heroicidad- también puedes considerarlo como una geografía con puntos geodésicos, valles, ríos y con preciosas diaclasas.
A veces una sola letra
o un número como el de la puerta de la casa de tu infancia podría tener un significado geográfico de reconocimiento de las coordenadas donde poderte refugiar de las tormentas.
Un cuadro en un rincón
de tu habitación puede jugar el papel del amigo que sabe escucharte sin reprenderte por tus reprobables acciones y acompañarte, con su silencio, en tus sueños,
sus colores pueden alegrar
a tu espíritu en momentos de tristeza y adelantar con ello la primavera de tu corazón y animarte a perseverar en tus proyectos.
La pared misma
donde está colocado el cuadro puede vibrar y reproducir sonidos que pueden ser interpretados como la música que surge de sus sienes y alcanza las tuyas.
Un cuadro también puede
ser una luz con una gama de cuatro mil frecuencias que se abre paso a través de su marco, inundando de colores toda la habitación y con su simbología recordarte que el mundo de la infancia siempre está presente, tanto en la vida cotidiana, como en todo lo que haces.
La filosofía es –según te dijeron-
una concepción del mundo y desde luego sabes que hay una serie de artificios que te alejan de la vida, pero la materia prima, la base de tus sentimientos siempre es la vida comprimida en el cosmos.
Cuando escribes algo,
lo dejas reposar algunas horas o días, incluso semanas o meses, lo relees para saber si aquello que has escrito te hace pensar; y, si esa segunda o tercera lectura te sorprende es que lo poético es bueno, de calidad.
Entonces lo miras a través del teodolito
de tu cultura, lo sometes a un ajuste fino colimando sus ángulos; y, finalmente, lo archivas en una de tus carpetas rojas. Siempre disponible como coadyuvante de los sueños de aquellos a los que amas.
Johann R. Bach
Las niñas se reúnen en el patio de la escuela con vestiditos de una pobreza que rompe el corazón.
6 abr 2015
considero mis escritos como de un moderado surrealismo, no literal
SOBRE LOS HOMBRES DE MI VIDA
Querida Marta,
He comprado tu poemario
"YO, MARTA GUILLAMON Y LOS HOMBRES DE MI VIDA" y me ha encantado.
Nunca esperé
que tu respuesta a mi afirmación de que "todos los hombres son iguales: conocido uno ya los has visto a todos", fuese tan contundente.
Me has convencido
con tus numerados arquetipos de hombre. Dices que esos veintitrés que describes no son más que la punta del iceberg y que poco a poco irás dibujando otros. Los espero.
Sólo una cuestión
ha quedado flotando en el aire de mi estudio, originándome una curiosidad tan fuerte que me ha decidido a preguntarte si todo eso que escribes forma parte de un plan o de un hilo de plata que lo hilvana todo.
Buenos Aires a 24 de noviembre de 2013
Cristina T. Narváez
RESPUESTA
Gracias amiga mía por esa observación aunque no sé si seré capaz de contestar a eso que, por otra parte "parece" casi todo.
En primer lugar
mis poemas se producen en un espacio que sufre multitud de invasiones: ideas, experiencias, visiones o sueños, cartas de amigos, noticias, etc.
¿Qué lugar es ése,
semejante a los del sueño en que no es el de la vida real? Es un topos (lugar) como un cielo de estratos, no de profundidad o de alta densidad, sino de coloración, de presencia de ciertas afecciones.
Es un paisaje
en el que los poetas ya lo han advertido reiteradamente con un pensamiento aceptable (más que aceptado) por todos:
"duerma y descanse el hombre,
beba su vino en paz, cante y olvide, que todos tenemos también nuestro rincón de miseria, para amodorrarnos".
Los poemas,
aun si brotan de la imagen más etérea, con más luz -visibles- o nocturnos –más opacos-, bucean y avanzan como un pez hacia un espacio propio y silencioso –lo visible y su luz están también allí.
De los mecanismos lingüísticos
prefiero la espontaneidad.
Con el que mejor me identifico
como propio es, en un sentido amplio, el de la yuxtaposición. Es el tropo del cine y de la vida: "ella, su amor, en ignorado paisaje..."
La extrañeza y el sentido
proceden de ese trabajo de montaje que nuestra percepción realiza de forma natural.
La metáfora –en mi caso-,
en cambio, es algo que en lo que escribo me cuesta reconocer aunque su impacto es mayor en tanto en cuanto se aleje más de la realidad.
En ese sentido, considero mis escritos
como de un moderado surrealismo, no literal.
El brillo o la fulguración sombría
(en muchos casos cargada de optimismo) de una metáfora pasan en todo caso por esa no literalidad.
Por último las imágenes adheridas
a los hombros de mis poemas acompañan de forma alegórica, evidente o subterráneamente familiares o afines suponen una apertura de los modos del oficio.
Es la presencia de lo morboso
junto a lo conceptual, la dosificación de lo secamente conceptual y de lo húmeda o humoralmente corporal: los humores del cuerpo –lágrimas, sudor, etc.-, y el recorte, el tacto de la vista o pensamiento.
Un saludo amiga mía
Lamento no saber explicarme mejor.
Barcelona a 24 de noviembre de 2013
Marta Guillamon
5 abr 2015
Amanece el Domingo de Gloria con su signo hebdomadario
BUENOS DIAS EN ESTE DOMINGO DE GLORIA
Amanece el Domingo de Gloria
con su signo hebdomadario –el del Universo-; desaparecida ya la sierra de nubes y sus dientes fijos.
El cielo limpio y azul
ofrece su buen presagio después de una noche de sueños eróticos al lado de una enamorada amazona de platino que se apretaba a mi pecho.
El denso bullicio de los bañistas,
ávidos de un sol prometido, aún no ha comenzado y el retozar en el tatami no tiene límites turbadores ni vecinos –están todos de vacaciones- que puedan
oír los suspiros de la especie y el más allá.
Las calles se han despertado secas,
tan sólo los pegajosos salivazos de ángeles como mantecados de medusa excrementos del vengativo mar aparecen
aquí y allá al retirarse vencida la marea.