14 abr 2012

La Noche de Natrium muriaticum (musica de Arvo Pärt: spiegel im spiegel) del MANUAL DE LA SOLEDAD.

La noche de Natrium muriaticum

 

Desde mi ventana veo el puerto

sin gentes y con el agua dormida.

No sólo me siento solitaria

sino también abandonada

como los muelles al amanecer.

 

El sol ya no me despierta

 

por la mañana como en otros veranos;

Febus tampoco no se despierta

de su sueño marítimo: la luz del este.

La cálida noche de junio 

aún no se alarga sobre el cielo,

 

la ventana está abierta

 

y se derrama la oscuridad

sobre mi demasiado ancho lecho.

Aún no se hace de día en este Arenys.

Las sombras duermen en las plazas,

en el puerto, también en los mástiles,

 

y perfilan los cuerpos

 

mientras se adormecen en el fondo

de cada corazón y mar adentro.

No sé si es que veo la noche

mucho más inmensa

de lo que mi soledad cree

 

y ya no quiero ser valiente ni fuerte;

 

o quizá es que en esta hora tan triste

donde todos los blancos veleros

permanecen quietos,

ya cansados, la vida va tomando

tono de amatista porque

 

no se cree, mi amor, que te hayas ido.

 

Aristas precisas arracimadas de cristal,

telarañas de gotas solapadas

a los bloques de piedra

junto a la carretera,

pintura quebradiza de columnas

 

y de ángulos que se truncan,

 

arquitectura que se empeña

en penetrar en el aire húmedo

que viene desde el horizonte,

paredes violetas de habitaciones

que quieren mirar siempre el mar.

 

Todo ha quedado inmóvil sin ti.

                                  Elisa R. Bach

11 abr 2012

ADELGAZAMIENTO RÁPIDO. Capítulo 47 de "NIÑOS A LA DERIVA" en www.homeo-psycho.de

Cada semana un capítulo de una novela y un poema

EL EMPLEO DE LA MANZANILLA COMO MEDICINA

Capítulo 9. De "TUS MEDICINAS"           

LA  MANZANILLA   (Chamomilla)

 

Grito sobre el abismo

 

Ahora todo parece poco

pero atrás de mí hay un grito

-a veces resurge mientras duermo.

Es el grito de la geometría blanca

de la angustia y desesperación,

 

que produce astillas de cristal en mis ojos,

 

hielo que es agua en el alma

y agua que es luz ¡Arriba las estrellas!

Más arriba aún, pues su luz es eternidad,

que inunda mis dedos de tinta.

Ya no soy nada, es cierto,

 

pero soy más aún, ascua lineal

 

sobre la piel del mundo

dibujada al carboncillo.

Después de haber acariciado tu cuerpo

sólo el viento es cuerpo. Donde floto.

Al fin, estos sueños te han mordido

 

como mis dientes y el hielo de tu vientre

 

se ha descongelado expulsando el agua

donde la noche en triángulo comienza.

¿A quién mirarán tus pequeños pezones

en esta noche si todo quedó atrás

sin posibilidad de fumar las distancias

 

que hagan que mis gemidos

 

sean un perfecto cono en el cielo?

Creo que hay que alargar las sombras

y estirar las figuras en mi espejo cóncavo

y coser con arcos, ballestas, pájaros y agujas

los puntos cardinales; hay que bailar

 

con la infantería de las cigarras

 

y la artillería de las luciérnagas

con las pieles al aire solamente vestidas

con sollozos de cerezas

y aromas que se palpan con los dedos

para descubrir que no hay tiempo atrás,

 

ni tiempo después, cómo el electrón

 

vive su probabilidad y sólo siente sed.

Hay que ser hálito en el hálito,

álgebra de la gloria en el fracaso,

línea recta como trayectoria ideal

de una herida con hacha.

 

Hagamos pirámides

 

y adoremos a las estrellas.

Atrás de mí sólo hay un grito.

Después de mí vendrá otro grito,

otra gota de agua diluida en la nada;

yo soy ese dibujo al carboncillo,

 

sólo un grito sobre el abismo.               Elisa R. Bach

 

Yvette era una niña preciosa, morena, de ojos negros y mofletes rellenos y rosados. Era el gran regalo esperado por sus padres. Sólo presentaba un problema: no podía conciliar el sueño sino estaba en brazos de la madre. El padre observó que cuando viajaba en coche la niña dormía a pierna suelta. Por eso, cada noche, le daba un paseo en coche. De esa manera todos eran felices.

 

Cinco años más tarde llegó a la familia un precioso niño que al igual que muchos otros de pequeño era rubio y su aspecto era idéntico al de su hermana mayor. Alejandro era cariñoso y podríamos decir que completamente normal, pero sus sueños parecían agitados porque durmiendo, a menudo, lanzaba un grito. El padre descubrió que las noches que lo paseaba en coche su sueño era profundo y no profería grito alguno. ¿Qué remedio? Aplicó la misma terapia que a su hermana.

 

La madre Ángela jefa de enfermeras era una persona muy nerviosa y maniática de la limpieza. Tomaba café a todas horas y era hipersensible a cualquier clase de dolor, especialmente al dolor de muelas. Como características destacables, su paciente esposo, describió su forma de dormir y cómo conciliaba mejor el sueño: Dormía boca arriba y con las pierna abiertas; y, cuando usaba el secador de pelo se dormía profundamente. También tenía gran tendencia a los tacos y la blasfemia.

 

En cierta ocasión no pudo ir al trabajo aquejada de una fuerte tortícolis que se le agravó al tomar un analgésico de los muchos que estaba acostumbrada a tomar. El médico que acudió a su domicilio para atenderla sorprendentemente hizo que su esposo preparase una manzanilla y diluyendo una gota de la reputada infusión en un vaso de agua le introducía en la boca con una cucharilla pequeñas dosis de esa dilución. Ángela no tardó en salir de su estado de postración y volvió al trabajo en aquel mismo día.

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Esas situaciones definen perfectamente a la gente que necesita Chamomilla 15 CH, pero a falta de esa medicina homeopática se puede diluir una gota de una infusión de manzanilla en un vaso de agua batirla fuertemente y tomarla a pequeños sorbos.

 

La lista de las cosas que puede curarse con un gota de camomilla es extensísima y aquí citamos sólo unas cuantas:

 

          Malos efectos del café.

          Histeria.

          Acidez

          Blefaroespasmo.

          Catarro.

          Dolor de cabeza.

          Ataques de desmayo.

          Gritos al despertar.

          Diarrea.

          Trastornos de la menstruación.

          Mastitis.

          Otalgia.

          Personas que han sido tratadas con narcóticos.

          Salivación nocturna.

          Enfermedades del útero.                                    Elisa R. Bach

10 abr 2012

POESÍA Y MÚSICA FRENTE AL MAR EN TORRE VALENTINA (COSTA BRAVA)

TORRE VALENTINA. (Für Alina de Arvo Pärt)

 

Esas notas de una música que resbala

como la respiración de las estatuas

junto a lágrimas sueltas,

-secadas con el dorso de la mano-

tienen detrás suyo números que

 

las transportan sobre figuras redondas.

 

Parecen versos que caen al alma

como a la hierba el rocío;

blancas y negras, como potencias de dos

luchan por llegar al centro del "tempo"

como en una partida de ajedrez:

 

sin fusas ni semicorcheas: sin prisa.

 

Für Alina (melancólica composición)

hecha con ojos fascinados

ante una escalera esculpida

en los acantilados de Torre Valentina

y que desciende hasta el mar

 

como la tristeza misma.

 

¡Escúchala! Es como esa escalera,

escarpada, que se detiene

entre las rocas para oír esas notas

que habitan en unas gotas de lluvia

al caer sobre un mar embravecido

 

buscando el reposo.

 

Esa música de Pärt

acaba perdiéndose en el vacio

como la palabra "esperanza",

apenas descifrable, escrita

sobre nuestra espalda al nacer y

 

aprendida en un desayuno lejano.

 

Es como una música

casi desconocida y difícil de oír

sin tragar saliva. Es la esperanza

-un ritmo- como una extraña taza

que debe portar cada uno, en la mano,

 

sin saber cuándo beber su contenido

                                       Elisa R. Bach

9 abr 2012

Poema 85.12 (del MANUAL DE LA SOLEDAD)

A LA VUELTA DE LAS VACACIONES DE PASCUA

 

Entrar en Barcelona, por la Av. Meridiana,

con el coche en silencio,

cada cual en sus pensamientos,

mientras los ojos desplazan su desgana

sobre fachadas y carteles y sólo el balbuceo

 

de la radio aventura algo semejante

                                              a una bella música.

 

Ambos estáis ya en otro lugar,

otra Pascua, lo que vivisteis quedó atrás

y es un bagaje levemente incómodo

que va de mano en mano

a la luz vidriosa de los semáforos.

 

La tarde que declina,

 

el coche suturando las calles, los chicos duermen,

las frases que se dicen por decir

y son como la máscara del silencio,

su pequeño altavoz. Allí seguís, horas después,

en casa, junto al olor de ropas oreadas,

 

el tacto de unas llaves en los bolsillos.

 

Cuando la complacencia es una forma

                                                        de la inercia.

Cuando el cansancio

tiene la forma de la complacencia.

Cuando juntas las soledades se dan la mano,

Cuando el llegar no importa

 

sólo la inercia del llegar, su expectativa.

 

En silencio pensarás

en cómo vivirás la primavera,

cuando el cuerpo ya no rehuya las calles,

y la mente las busque con alivio,

feliz de haber dejado atrás

 

el embotamiento de Platja d'Aro.

 

Ha llegado el tiempo

en que las ideas se estiran

y prosperan, el sol aún no las oprime,

hay como una amplitud en el aire

que soporta incluso las contracciones de

                                                        temperatura.

 

Más todavía si el cielo, a media tarde,

                                            aparece despejado:

 

un azul denso, impenetrable,

reverso del negro casi gótico que viene a sucederle.

Cuerpo y mente prefieren estaciones distintas, sí.

Y uno debe aprovechar la fuerza que le es dada,

venga de donde venga. La primavera es quizá

 

el espacio para el juego del pensamiento.

                                          Elisa R. Bach

 

8 abr 2012

LA MERKEL TAMBIÉN RECORTA... SUS VESTIDOS... Y SE PONE SEXI



 
 
 
 
 

 
 
 
 
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