5 oct 2012

RADIO SURREALISTA. Original de El Manual de la Soledad

                        RADIO SURREALISTA

 

No esperabas ninguna llamada

cuando la luna se tendía en las manos del último minuto. De repente la palabra responsabilidad parecía romper ese orgullo de plata que

atravesaba el aire de la habitación saliendo de un esotérico programa

de radio de una emisora nocturna.

 

Las persianas de los bares, cumplidos,

estaban cediendo y al doblarse dejaban la noche en los portales sin ecos musicales de personajes conocidos.

 

Unas notas se desprendían de algún piano,

nostálgicamente, y, un sencillo poema rompía la barrera de cera del pabellón auditivo; hacían diana en los huesecillos del oído, alcanzaban, a través de las trompas de Eustaquio, la saliva como un dolor envejecido.

 

Aquella música mezclada con sílabas

quemaba las heridas de un siglo envenenado y aunque ahora ya se pueden levantar rascacielos orgullosos como torres de Babel el mundo es otra cosa.

 

Es un lugar

donde aún quedan espacios llenos de romero, campos inundados de margaritas alrededor de tu piel destinada a los hechos.

 

Hacía años que la radio envejecía

bajo la galena y no lanzaba sonrisas y su música enlatada se fundía con el hielo:

 

En su cuerpo,

el brillo del bimetal enfriado por lo digital, se parecía a cualquiera de los nuestros.

 

Dabas la espalda a esa tecnología,

mirando el vacío como todos, desventurada, anónima, en medio de la espera que conducía tus pasos al amanecer cuando ya no sabías si podía ser la noche una forma difícil de electricidad, una interrogación desalojada o simplemente soledad y frío.

 

Pero aquella noche

algunas sílabas de luz llenas de sonrisas y mensajes cifrados se escaparon de la radio y encendieron tu corazón. 

                                                                                         Elisa R. Bach
                                                                                 www.homeo-psycho.de

4 oct 2012

REQUIEM EN DARNIUS

                 REQUIEM EN DARNIUS

 

¡Oh noche!

 

Habrá un tiempo a qué negarlo,

probablemente un fin de ciclo de un acontecer eterno donde juntar el réquiem de los pájaros sobrevolando las cenizas del mundo, y el réquiem de las nubes confundiendo la luz entre sus sombras,

 

con el réquiem

de las tormentas, el de los rayos sobre los cuerpos desnudos e indefensos como en el descomunal Fukushima, y también con el réquiem de los naufragios, el de todos los genocidios, el de las tramontanas desencadenadas, el de los campos enmudecidos por la sed.

 

¡Oh noche!

Habrá sin duda que prepararse

para el réquiem de todos los bosques -desde Darnius a Cadaqués- clamando agonizantes al mundo o a la ONU, el réquiem de los gritos, de todos los gritos de todos los llantos.

 

No será necesario inventar

el réquiem de los dioses y sus sacerdotes -jefes de religiones no liberadoras- hacia su ocaso, hacia su lento y delirante ocaso, ni el réquiem de los árboles, clavados en la tierra sus sentidos, y el de las constelaciones, meteoros y estrellas fugaces.

 

¡Oh noche!

 

Afortunadamente –para nuestra psicología-

estamos fuera de esa inmensa escala de espacio y tiempo. No podemos siquiera compararnos a dos simples hormigas que serán arrasadas por una presa hidráulica mientras, ajenas a esa desgracia, se besan.

 

Pero aún en el caso de que cantáramos 

el réquiem de los siglos convertidos en polvo, un día en que lo unitario enmudeciera nuestras voces, estrangulara nuestros impulsos y el sol convertido en gigante roja descuartizara nuestro mundo, el mar continuaría estando lleno de ese color al que la piel se entrega.

 

                                                                            Elisa R. Bach
                                                                   www.homeo-psycho-de

30 sept 2012

NOCTURNA (del poemario "oraciones del crepúsculo)

                                            NOCTURNA (Oración)

ORACIÓN  (Treno en la noche)

 

¡Oh noche!

 

"No te ruego que deshagas la oscuridad

de mi corazón ni de mi conciencia sino en la medida en que eso sea justo para que pueda alabarte, y ver en la Negritud la forma de lo que debe ser bendecido y en lo maravilloso de mi propio espíritu que ya tengo el fuego que sólo Tú has de encender".

 

"No conozco el nombre

o la palabra que exprese mejor el mundo desde el cual a partir de ahora te contemplaré y te adoraré, sumida en la profundidad de un negrísimo mar cuyos abismos son yo misma convertida en mar".

 

"Durante veinticinco años

viví las noches con la misma naturalidad que un niño cuelga cerezas como guirnaldas en sus orejas; y,

 

no te invoco con palabras de alegría

porque no tengo el tesoro del que se extrae esa antorcha; sólo levanto hacia ti mis manos de ceniza prematura y el reflejo que mi opacidad pueda dar de tu oscura luminosidad".

 

¡Oh noche!

 

"Para mí, hasta la luz ha sido tiniebla

en tanto no sentí la llamada a correr por los campos, a humedecer mis labios con esas gotitas de agua de vida y a reconocer mis propios suspiros antes del amanecer.

 

Ayúdame a encontrar una oración,

un pensamiento o una palabra que convierta mis recuerdos en sentimientos".

                                                                          

                                                                                         Sylvia M. Folch
                                                                                     www.homeo-psycho.de