22 nov 2017

Diálogo con una enfermera de un gran hospital

EPÍLOGO

Diálogo con Asun Ferrer

-Siendo ya una mujer entradita en años,
ya me resulta difícil concebir otra forma de vida, ajena al vacío, al tedio, a la cosa, a la mera materia.

-Así se siente muchas mujeres cuando llegan, tempranamente a tomar conciencia de cuerpo bajo las estrellas que silban en la noche. Su dolor es algo más que el de los huesos al crecer o el de los pezones al ser mordidos.

-Sí, sí Johann. ¿Pero dónde besar un aire con sol? ¿En qué lugar del planeta que no se sufran relámpagos de lágrimas como en este Gran Hospital?

-Yo también quería un sol en mi infancia. No reniego de ella, es lo que soy, pero ya no existe sino como Isla Encantada que va con mi alma en forma de almendra.

-Oye Johann
¿acaso has sido mujer para pretender conocernos así, incluso las que sufrimos las vejaciones del mundo rural y de este Gran Hospital?

-No, amiga Asun,
no soy Casandra ni el adivino Criswell que tras precisar la muerte de Kenedy en 1.963 predijo que en 1.983 -equivocadamente por suerte- muchas mujeres se quedarían calvas en la ciudad de Sant Louis debido a unos gases tóxicos,

sólo soy un humilde mortal
que os ha querido mucho.

                                                                                         Johann R. Bach