24 sept 2011

Elisa envía otro poema desde Cadaqués

Cadaqués

 

Abres los ojos, te desperezas

con los hilos de luz tenue

que entra tímidamente

y alcanza tu lecho.

 

Vas hasta la ventana,

y compruebas que a primera hora,

la casa duerme

y el mar es una lámina de platino

bajo el taller celeste:

Cadaqués tiene aún la piel fría.

 

En pocas horas

volverán los ritos del verano:

el paseo matutino, los baños, la siesta,

la puesta de sol, o la lectura de los clásicos,

que siempre son modernos y enseñan

lo que no sabes, hablándote de lo que sí.

 

Tus dedos huelen a tinta

-aroma que el perfumista desconoce-

y el color fucsia del papel secante

amigo de la antigua limpieza escolar

persiste en las flores de los granados

 

de este rincón del Mediterráneo

que es como una Troya en paz,

donde Aquiles y Héctor ya no pelean,

donde nadie recuerda a Príamo

y Helena tiene verdaderas dificultades

para encontrar amantes.

 

El sol va tomando posiciones muy deprisa

para instalar sin tregua su fuego cotidiano,

las sombras, herencia de la noche huidiza,

se baten en retirada y las barcas afeitan

el horizonte como emisarios de un barbero.

 

Las horas de la tarde están embalsamadas,

y el mar manda mensajes centelleantes

a tu casa que limita con el mar por el este

y los mapas por descubrir no existen.

 

Este rincón junto al Lago de los Sueños

es tierra de olivos, higueras, algarrobos,

encinas, granados y nopal,

pero a sus pies griegos, fenicios,

cartagineses y romanos tomaron aliento.

 

Cadaqués es tierra de la vida sabia

y tú escribes sobre su piel versos

que hablan de ella, mientras se despereza

y sonríe con el misterio

de una diosa antigua.

                                        Elisa R. Bach

22 sept 2011

Has vuelto a Barcelona. Todo aquí es tan sencillo como no haberse ido

Has vuelto a Barcelona.
Todo aquí es tan sencillo
como no haberse ido.
 
Has vuelto a Barcelona

esperando otra suerte.

No has de levantarte temprano

si no quieres ver cómo sale el sol

ni enfrentarte a la tinta con frío:

 

Aquí el clima es templado

y todo exceso se inclina hacia el calor.

 

Miras las rosas de algún balcón,

las carpas de colores

de los pequeños estanques

del famoso Parc Güell,

 

el vuelo de aves verdes exóticas

que, como un aviso,

están colonizando el Mediterráneo

donde aún anidan ojos amables

y sonrisas de agradecimiento.

 

Alguien dijo que la poesía,

es también un tiempo

como un coleccionista de antigüedades.

 

Tú empiezas a ser una de ellas.

No te sientes envejecer

(el deseo aún enciende la mente

y el cuerpo -aunque eso no basta),

aún escuchas a vecinos y amigos,

y oyes en el viento alegres trinos.

 

Tu ventana como una página abierta

permite ver la caligrafía picuda

de las torres de la Sagrada Familia

y como sostienen el aire, antiguo

como los cartagineses.

 

Pero sobre todo eso danza la vida

-más intensa aún por estar en vilo-,

Las miradas, las risas y la música

de una lengua que concibe el mundo

y lo despliega ante ti,

como nunca antes lo habías visto.

 

En el fondo, rozando el horizonte,

suena la sirena de un barco

y pían los gorriones.

Todo es tan sencillo,

como la calidez del sol

sobre tú pecho

en este viejo jardín.

Todo es tan sencillo,

los árboles de Las Ramblas,

la Iglesia del Mar1

las Cocheras de Sants,

el viejo barrio de pescadores

de La Barceloneta,

como no haberse ido.

                        Elisa R. Bach

 

(1)      Traducción de Carlos Urritz del título
"La Catedral del Mar" en la que se cambia
el término "Catedral" por el de "Iglesia".

21 sept 2011

el poema de La tinta de la Sepia, es de 10.

Elisa, el poema de La tinta de la Sepia, es precioso. De 10.


Es tan bonito que hay que encontrarle otro título más acorde con esa belleza sutil.
¿no crees?
 
Mater amabilis

LA SAL MARINA UNA DE LAS MEJORES MEDICINAS (Capítulo 1 del libro "Tus medicinas")

Capítulo 1.

SAL COMUN O SAL MARINA: (Natrium muriaticum)

 

Solitaria y muda la playa,

ceñidas de espuma sus sienes

juega con el agua viendo

como resbala sobre la arena,
fragmento de rocas otoñales.
En la boca reseca, el gusto
de la sal de todos los mares

ahoga el gemido vespertino

y aflora la afonía con el paseo.

La
sal que dejaron las mareas
de los días al derrumbarse

dosifica el amor y la vida.                             Elisa R. Bach

 

En cierta ocasión Fermín me llamó desde Shangai preguntándome cómo podía librarse de una diarrea persistente que lo tenía postrado en el hotel. Le dije que me describiera todo aquello que tenía en la nevera. El zumo de naranja se hallaba entre las cosas que había en aquella nevera, (como en casi todas las neveras de un hotel). Le dije que mezclara en ese zumo una cucharada de sal y que se lo tomara. La diarrea cedió.

Se podía haber usado también una bebida de cola que, en pequeñas dosis, también hubiera ido bien aunque más lentamente.

Con la sal podemos fabricar muchos medicamentos basados en su propiedad de absorber agua. Una aplicación importante y muy útil es la preparación de medicamentos contra la deshidratación. Esto merece una pequeña explicación.

Hace millones de años –probablemente- la especie de la cual hemos surgido vivía sin ningún problema como "pez en el agua". El mar primigenio tenía una salinidad menor a la actual (unos 100 millones de veces menos). Los ríos y los torrentes fueron depositando, por arrastre, sales minerales al igual que lo hacen ahora hasta aumentar la salinidad de las aguas marinas a un nivel que imposibilitaba la vida de muchas especies. La existencia de mares tan salados que hacen imposible la vida como el Mar Muerto corrobora esa tendencia por parte de muchas especies a abandonar el medio salino en busca de agua dulce, es decir, menos salada.

 

Multitud de investigaciones y la práctica clínica han mostrado que el equilibrio de los líquidos en el interior de los organismos vivos depende de la sal. Pero si hay exceso de sal malo y si hay déficit, peor. Un desequilibrio en la cantidad y en la distribución de la sal produce múltiples síntomas, enfermedades o síndromes alterando la salud.

Muchos signos señalan la alteración del metabolismo de la sal en el organismo y que un experto clínico los descubre sin dificultad, pero mucho antes de que la salud se altere se puede observar una fisura mediana en el labio inferior. Ese signo ya demuestra que empieza a haber sequedad (deshidratación) en las mucosas y en la piel. En ese caso podemos ya proceder a administrar una medicina preparada por nosotros mismos a falta de otros auxilios sanitarios.

La medicina más importante de la vida

Se toman 50 granitos de sal común (mejor si es sal marina por su composición iodada) y se introducen en un litro de agua. Se agita bien la botella o envase contenedor del agua y ya está a punto para ser bebida a lo largo del día. Al día siguiente se preparará otro litro de agua y así en días sucesivos. No se debe guardar el agua así preparada más de tres días y siempre en la nevera.

El agua de lluvia destilada no es potable si no la sometemos a un tratamiento con sal en la forma indicada (en este caso se ha de diluir una cantidad algo mayor: unos 100 granitos de sal por litro de agua). En Berlín se suele beber el agua del grifo y en consecuencia hay mucha deshidratación entre la población. En Berlín no hay montañas de las que pueda descender el agua mezclada con sales minerales.

¿Qué podemos curar con la sal preparada de esa manera?

·         Problemas de desnutrición y adelgazamiento (de la parte alta del cuerpo) a pesar de un apetito voraz.

·         Deshidratación a pesar de una intensa sed y deseo de sal.

·         Psiquismo hiperemotivo: depresión agravada por el consuelo. Rehuye los contactos humanos (se acepta bien un animal de compañía).

·         Edemas localizados y limitados: párpados, dedos, maléolos.

·         Frilosidad, sobre todo de las extremidades con aversión al calor.

·         Enfermedades que sobrevienen a la orilla del mar y sobre todo al retorno de un día de playa.

·         Anemia, después de pérdida hídrica en sujetos pálidos y delgados (hematíes dendríticos –ramificados-)

·         Leucopenia medicamentosa: Quimioterapia.

·         Diabetes insípida: polidipsia, poliúrica, adelgazamiento.

·         Enfermedades del bazo, de órganos hematopoyéticos.

·         Sintomatología después de absorción masiva de quinina; secuelas del paludismo.

·         Cefalea pulsante; como un clavo; con lagrimeo; por exceso de calor.

·         Cefalea y migraña de los estudiantes.

·         Visión de destellos, rayos.

·         Neuralgias faciales; del trigémino o d'Arnold.

 

 

SAL DE GLAUBER (Sulfato sódico) (Natrium sulfuricum)

 

Me lavé los dientes

con sal de Glauber

para blanquearlos

y bajé a la playa.

No tenía ganas

de volver al Hospital

 

sin saber a dónde iba

me senté en la arena,

mi mirada se fijó

insistentemente en el horizonte;

las luces rojas del cielo

empezaban a encenderse,

me incorporé lentamente

y anduve con los pies

rozando el agua cálida de julio

de aquel verano cobalto

durante algunos minutos.

 

Vestida con una falda azul,

una blusa blanca

y vambas rojas

me introduje en el mar

como lo hicieron Alfonsina Storni

y la mítica Virginia Wolf

a pesar de que era ya muy tarde.

 

Las luces de los pescadores

ya flotaban en el concurrido mar

y en el agua

se quemaban las preguntas

y sus silencios extraños.

 

Fui nadando hasta la boya

roja, la que se esconde como el sol

al otro lado de las barcas.

 

Cerca ya de la línea del horizonte,

solitaria y perdida en el crepúsculo

me adentraba más y más en el mar

sintiendo la inquietud

que me conmueve

como el adentrarme en un poema

o en una larga noche

de amor desconocido.

 

Sentía la angustia de saber

que allí el mar era muy profundo

cuando de pronto

la vi sobre las aguas.

 

Una mujer mayor,

de cansada belleza

y el pelo blanco recogido,

se me acercó nadando

con brazadas serenas.

 

Su rostro reflejaba familiaridad,

parecía venir de algún yate cercano.

Al cruzarse conmigo

se detuvo un momento

y me miró a los ojos:

No he venido a buscarte

-dijo- sólo voy de paso

buscando aguas más frías.

 

Me despertó el calor,

un rumor de voces

y el ruido de una moto

que cruzaba la calle

con precaución

para no atropellar a nadie.

 

Era ya media mañana

el cielo estaba limpio,

sin nubes, con el aire en calma,

el sol estaba ya muy alto

y el calor resbalaba sobre la piel

como sobre un mástil en agosto.

Bajé a desayunar

a la terraza de un bar

del paseo marítimo

y contemplé aún aturdida

a la bulliciosa gente.

 

El mar parecía una balsa,

estaba infestado de bañistas

y en la ardiente arena

cientos de cuerpos yacían

tostándose bajo el sol.

 

En la portada

del periódico local

el nombre de la ahogada

no era el mío.                                   Elisa R. Bach

 

Historias divertidas y chistes se regalaban todas las noches junto a las playas de la Costa Brava, como en otras épocas, en la década de los 70. Era una época optimista en la que los campistas se desvivían por llevar el buen humor a todos. Acogedoramente también se trataba a los turistas extranjeros. La gente estaba ávida de conocer y compartir la vida de todos.

En una de esas noches del verano del 76, cuando el frescor de la noche empezaba a acariciar las ardientes pieles tostadas, los campistas se iban acercando al pequeño núcleo que se distinguía por las risas que contagiaban la atmósfera de aquel rincón del camping. Antes de comenzar la Tertulia del Buen Humor alguien preguntó a una doctora qué podía hacer para curar su maltrecha dentadura. La respuesta fue sencilla y tajante: el mejor dentífrico es el agua de mar (agua con sal). A partir de aquella noche todos los campistas se lavaban los dientes en el mar.  

La doctora amplió la información a todos aquellos que con curiosidad preguntaban si eran buenas otras sales. Realmente allí se desaconsejó con vehemencia el uso del bicarbonato sódico pues amarilleaba los dientes y también la sal de Glauber (sulfato sódico) para blanquearlos debido a sus efectos tóxicos (diarreas, etc.).

                                                                                                 Elisa R. Bach

Sierra del Cadí en El Pirineo (comentario de Marta)

No conozco la región montañosa del Cadí y deseo comentar que, por el relato del capítulo 18, me apetece un montón hacer una excursión por esa zona. Las imágenes que he visto en internet también prometen maravillas y, para completar el viaje, me encantaría encontrarme con esos adorables personajes - Guifré, su madre y el perro- que Elisa describe con tanta ternura.

El poema del capítulo de "Niños a la deriva" ambientado en el nevado Pirineo, es cálido, tranquilo y precioso; me recuerda que los paisajes con fantasmas y árboles en blanco los voy a disfrutar en poco tiempo. Está muy bien que la nieve haya dejado de ser, para la poeta, "un huerto de lágrimas fugaces" y la sienta otra vez "solemne y perfumada":¡Enhorabuena!.
Marta

LA TINTA DE LA SEPIA

 

          La tinta de la sepia

 

¿Tan difícil es vivir?

 

Huiste despavorido

cuando entre los acantilados

te pregunté

Mi amor, ¿tan difícil es vivir?

-parafraseando  un verso de Virgilio-,

creí que ibas a suicidarte.

 

Tu médico te ha dicho que

aspires el aroma de la lavanda,

que pasees bajo los tilos

y que no comas manzanas

que puedan estropear tu humor.

 

¿Prefieres la cicuta antes

que cumplir la obligación

de mirar el horizonte pintado

con nubes de algodón y frescos?

¿Es demasiado pedir

que duermas bajo mi sábana

de nardos, narcisos y violetas?

 

Si no tienes valor

para seguir adelante

por el dulce camino de los granados

abarrotados de flores fucsias,

lánzate al mar y que los delfines

se repartan tu cuerpo.

Desobedece a los cantos de sirena

que te impiden atravesar

el huso horario de tu mundo.

 

Si aún crees que te falta valor

para que el mar del que saliste

te engulla para alimentar a sus algas

déjate morir, como Adriano,

de inapetencia de poder

-terrenal y celestial.

Pero si aún te queda algo de sal

en tu corazón deshilváname

con tus dientes y vuelve a empezar.

 

Si necesitas ayuda, pídemela

y te daré una gota de mi negra tinta,

lanzaré mi aliento en tu boca

y mis manos se hundirán en tu espalda.

Te abriré los ojos a la horizontalidad,

tus hombros recuperarán tersura,

tu piel volverá a absorber la luz

 

y el oxígeno de mis pulmones

y la vida rebrotará como en primavera

llenando tus sueños de lunas.

                                       Elisa R. Bach

20 sept 2011

Volver a pisar la nieve (comentario de Mater amabilis)

¿No me digas que ya ha nevado por el Pirineo?

"…El poema (del cap. 18) me ha llevado a recordar viejos tiempos cuando mi hija era pequeña y fuimos por La Seu y bajamos por el Cadí para ir al parador de Cardona..."

Al ser carreteras locales pasamos por una casa aislada y resultó curioso ver nichos donde debían de enterrar a los moradores de esa casa ya que en bastantes km. no había ningún pueblo....

"…Vivir y morir en el mismo lugar... da para una novela…"

"…El relato del niño y el perrito me parece muy tierno…"

"…Si fuera tan fácil poder ayudar a las personas..."

También aquí podría decirse como en la canción: "¡Yo quisiera ser civilizado como los animales!"

Y lo triste es que cuando los humanos tienen un animal de compañía en lugar de aprender de él le pasan todas sus neuras la mayoría de las veces.

Me parece buena idea lo que ha escrito (Elisa)pues da luz a paisajes por los que la gente pasa sin ser consciente de sus maravillas.

¡Animo! "... El Pirineo y sus gentes dan para muchos capítulos..."

Además así nos animais a perder la pereza para hacer el viaje hasta esas montañas que siempre serán un trocito de paraíso.
Mater amabilis

Entre polígonos y firmamentos (comentario de la Profe de mates)

Hoy he dado las primeras clases de este curso y he estado Entre polígonos, firmamentos y alumnos. La lectura del poema me vino de perlas, ha sido como el regalo del día, una compensación. Estoy segura Elisa de que me vas a permitir que recurra a tu  poema para hacer observar que las formas geométricas también tienen magia y que su belleza está íntimamente ligada a la de la poesía. Gracias. 
HeduAnna.
 La Profe de mates

19 sept 2011

ENTRE POLIGONOS Y FIRMAMENTOS

Siempre te soñé

entre polígonos y firmamentos

llenos de estrellas

como una antigua diosa desterrada

de La Atlántida

que observa desde lejos su reino

y todavía ejerce su poder

como una luna llena

 

sobre valles transformados en pantanos,

sobre bosques frescos acosados

por un urbanismo irreverente,

sobre mareas tintadas con petróleo,

sobre iluminados que se creen salvadores

y sobre mujeres que aún menstrúan.

 

Pero hay un enigma en la transparencia

del aire de los pueblos del Pirineo,

como en la persistencia

de esas iglesias románicas

sumergidas en los pantanos:

 

su espíritu perdura bajo el agua

y cuando el nivel de ésta baja

y la angustia de los hombres regresa,

lo hace también la piedra erguida

como islas de coral, como una promesa

que la ingeniería del mundo

no ha podido destruir.

 

En todo ello veo tu presencia

y esta certeza

de la permanencia de lo esencial,

la aprendí de ti

en ese París, baile sin fin

de piernas maravillosas:

 

el comer, entre la impecabilidad

y la delicia; en las librerías,

la sensación que en Europa

aún hay casas donde refugiarse

y que son consuelo de angustias;

y que en las calles aún hay vida

como la que nos hubiera gustado.

                                     Elisa R. Bach

18 sept 2011

Di nuovo sulla neve (Traducción de Sara viotti) Versión italiana de "Volver a pisar la nieve"

Di nuovo sulla neve

dopo tanti mesi

di vuoto intorno,

riscoprire, in quest'aroma freddo

dei Pirenei innevati,

una pelle di narcisi e bianchi gigli:

la commozione sgorga in lacrime.

 

Alla vista di un orto così immenso, delicato,

gratuito, che in mano si disfa

al mio calore, che si ferma, senza fretta,

dolcemente, imbiancando campi

e strade, mi sciolgo di piacere.

 

Liricamente gioisco come bimba

che si svegli vedendo

che son coperti i terrazzi

di neve carica di promesse.
 

Che diversa sensazione da quella

mattina quando per il gelo delle strade

di Berlino sommato al crudele disprezzo

m'invase la tristezza e fuggii cercando

a Parigi il calore dell'esilio.

 

Fino ad ora era per me la neve

un orto di lacrime fugaci

ma ora è,

me ne stupisco, come la notte

solenne e profumata.
 

Dal "Manuale della solitudine"

                               Elisa R. Bach
Traducción de       Sara Viotti

 

VOLVIENDO A PISAR LA NIEVE

VOLVIENDO A PISAR LA NIEVE
 
Después de pasar varios meses

rodeada por el vacío,

redescubrir, junto a este aroma frío

del nevado Pirineo,

una piel de narcisos y de lirios blancos;

la emoción salta junto a las lágrimas.
 

Ver ese huerto tan inmenso, delicado,

gratuito, que se deshace con el calor

de mis manos, depositado, sin prisa,

suavemente, blanqueando campos

y calles, me estremece de placer.

 

Líricamente gozo como una niña

que despierta viendo

como se han cubierto las terrazas

de prometedora nieve.
 

Qué distinta sensación de aquella

mañana que el hielo de las calles

de Berlín junto al cruel menosprecio

me llenó de tristeza y huí buscando

el calor del exilio en París.
 

Hasta ahora la nieve era para mí

un huerto de lágrimas fugaces

mientras que ahora es,

ante mi asombro, como la noche

solemne y perfumada. 

 

                           Del "Manual de la Soledad"  Elisa R. Bach.