12 nov 2016

Su lengua atravesaba el caos entrópico y su alma estaba colmándose de calor.


13, Bd. Raspail

Antoin y su esposa Rosa
lo habían dispuesto todo hasta el último detalle: En la primera habitación, a modo de recepción habían colocado una pequeña mesa con unas hojas cuadriculadas donde deberían firmar todos los asistentes y, entrando a la izquierda, junto a los tubos de la calefacción, un par de barras que hacían las veces de armario ropero. En el angosto pasillo habían colocado los dibujos del perfil de todos y cada uno de los convocados. Frente a la salita de recepción una gran sala estaban acumuladas las cervezas, el coñac, el calvados, el Côtes du Rhon, las litronas de vichy, la naranjada, los canapés, las chocolatinas, las servilletas de papel, platillos, cuchillos y tenedores de plástico…, el champagne y sus cubitos de hielo aguardando en la nevera junto al jamón en dulce, el queso de Camembert y el sorbete Le Trou Normand…

En la habitación Número Tres
había colocado el simpático matrimonio una mesa redonda con un tapete de lana verde como para leer las cartas o la buenaventura. El resto de habitaciones se habían llenado con sillas plegables de madera. En el fondo del pasillo se hallaban dos lavabos con sendas tazas a modo de las antiguas comunas y lo que venía a denominarse cocina: una estancia con una pica y una cocina eléctrica con dos fuegos.

Las paredes de todo aquel conjunto de mansardas
estaban cubiertas con papel pintado antiguo y probablemente con su contenido arsenical. No era precisamente un lugar alegre. Por otra parte las ventanas de las habitaciones de la parte derecha del largo pasillo daban al patio interior de manzana desde donde podía verse el lujo de los apartamentos que tenían su fachada al famoso Boulevard Raspail.

El primero en acudir a la fiesta
fue Alejandro bisturí que soñó con ser llave para abrir el corazón y sus ventanas.

Su pretensión
de convertir el escalpelo en pluma sanadora, el poema en corazón y la sangre en lenguaje no llegó nunca a materializarse.

Ignoraba que cualquier oficio
contiene herida y cauterización.

Amputaba sonidos
y no percibía que en la palabra bosque, late el árbol, en la palabra rama la madera y en la palabra hueso vive el esqueleto.

El segundo en alcanzar las mansardas del edificio
fue su amigo Fernando. Debido a una desgraciada fobia a meterse en un ascensor había subido por la escalera de servicio.

Su lengua atravesaba el caos entrópico
y su alma estaba colmándose de calor.

Jadeante –os lo aseguro- exclamó:
¡Socorro, no entiendo nada! ¿Por qué se hace la fiesta en estas cochambrosas mansardas?

La ciudad de París
se convertía en imagen condensada de una pretendida  "cultura universal" , una cultura que, en su totalidad, como dicta el mito clásico de Narciso1, está enamorada de sí misma.


(1)Nota de la narradora:
La palabra Narciso procede del vocablo griego "narcosis" adormecimiento.

                                                                                                             J. R. Bach

10 nov 2016

HOY COMIENZO A ESCRIBIR OTRA NOVELA. He aquí la portada


GRAVILLA DE ÁNFORAS ROMANAS

Cuerpos ausentes que habíamos amado,
rehechos a partir de un puñado de metales oxidados sobre el Mármol Pulimentado volvemos a nuestros antiguos pensamientos, y con atónitos espíritus que se parten de risa ante la indiferencia de una rosa que,

reencarnada por vigésimonónica vez,

(después de cuatro ciclos múltiplos de siete) aún sigue encandilándonos; ante la imagen de la hormiga que lanza mordiscos sobre sus peciolos; ante el grito surgido de las carótidas del grillo…

                                                                                                     Johann R. Bach


9 nov 2016

En los cristales de las ventanas golpea un vientecillo, dentro de la casa se seca el sudor


EL OTOÑO SE APAGA

Siento que esta noche
hace un poco de fresco. El otoño y su viento ya se apaga. El tiempo parece querer cambiar el apacible cielo constelado.

En los cristales de las ventanas
golpea un vientecillo, dentro de la casa se seca el sudor y en las calles se acumula la hojarasca. ¡Por fin un receso!

En plena  noche
aún se oyen claramente las conversaciones de las terrazas y la voz debajo de los árboles que dice: "ya no volveré. Me echaste de tu lado y me obligaste a rehacer mi vida lejos de tus ojos. Eso, que lo sepas".

A través de la ventana entornada
se oye la guitarra de un estudiante –músico aficionado- y su música que, a fin de cuentas sube desde la plaza y se une a toda esa música exquisita, sutil, y organizada de los astros.

Siento que esta noche
hace un poco de fresco. El otoño y su viento ya se apaga mientras crece en mis entrañas la ansiedad…

la ansiedad por volver a echar los dados.

                                                                                    Johann R. Bach

6 nov 2016

Y ya sabes que yo también fumaba después…


UN CALDO ESPESO CON SULFITOS

En esta fría y solitaria noche
sin más luz que la de tu recuerdo fumo y quemo en cada blanca bocanada de humo un poco de mi humana histamina pulmonar.

Alquimia del vino con sulfitos, tabaco y memoria
donde mi vida se transmite en sombra gris naranja donde lo que no es te nombra y busca nuevas formas de entender tu partida.

En cada trago de ese espeso caldo
paladeo la despedida de todo lo que he sido y que arde en la penumbra todavía donde la nada vela por la vida.

Y ya sabes que yo también fumaba después…
como absorbiendo el impasible azul de sólo ser. Veía, a través del humo, vetearse con el rojo relámpago imprevisto: era placer… oceánico.

Poco a poco el caldo espeso con sulfitos
va sustituyendo el tabaco y el recuerdo de aquella fina telaraña, red coralina que de lo hondo ascendía como un manojo de lágrimas sanguíneas hasta el ojo.

Pronto sólo el café acompañará
al espeso caldo rojo con taninos y sulfitos.

                                                                                    Johann R. Bach

Els clùsters aquests paquetets de llum que ens permeten salvar grands distàncies

                                         
ELS NOSTRES ULLS

•            Fins les estrelles més properes es troben a distàncies impossibles de  recórrer per l'home, però no tot allò que s'hi refereix està lluny de nosaltres. La seva llum ens arriba contínuament tot omplint la nit de bellesa.

•            De la mateixa manera la fulguració de la nostra ànima, submergida en la profunditat de la personalitat humana, aflora a través dels ulls, tot originant un vertader concert polifònic.

•            Correspon al metge holístic reconèixer en els signes i símptomes que es manifesten a través d'aquests autèntics volcans la malaltia real, profunda i individual.

                                                                                            Johann R. Bach

Portada de la versió en català de la novel·la "Jo, Marta Guillamon i els Homes de la Meva Vida"


JO, MARTA GUILLAMON
I
ELS HOMES DE LA MEVA VIDA

                                                                                      Johann R. Bach
                                                             Versió en català de Dolors Viola Brufal