15 oct 2011

Fases por las que atraviesa el profesional: OPTIMISMO, INSEGURIDAD, PESIMISMO

Esta noche Andrés subirá desde México a la web www.homeo-psycho.de el capítulo 22 de la novela "NIÑOS A LA DERIVA" con las correspondientes versiones en alemán e inglés de Heike y Yogui.  En este capítulo Elisa indica las fases por las que atraviesa el profesional en cuanto a su actividad: OPTIMISMO, INSEGURIDAD, PESIMISMO, indicando cuáles son sus remedios homeopáticos.

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                                      Leo P. Hermes

 

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14 oct 2011

ARSENICUM ALBUM el mejor remedio para combatir la soledad aparte del chocolate

Dame tu soledad

 

Algún día el tiempo se detendrá,

cerraré los ojos: querré

guardar esa armonía

geométrica, suave, intocada.

Mientras tanto el sueño

se prolongará en la aurora

como una rama frágil

y alguna estrella nocturna

seguirá bajo las hojas.

 

Algún día el tiempo se detendrá

ante una luz.

Y habré de cambiar mi sangre

por el espacio mítico

de un sueño.

 

Antes de que eso ocurra

dame tu soledad

y acosaré obsesivamente

la belleza que se desprende

de todo lo que te rodea

y aquello que al tocarte

se enamora de ti.

 

Dame tu soledad

y le haré un antifaz

para que ciegue tu corazón,

dame algunas palabras

que te sobren y les pondré

una sonrisa a los silencios,

dame el nombre de alguna ciudad

y en ella sembraré

planetas antiguos

que abran las aceras a los pájaros.

 

Dame un callar exacto, sin decimales

y te lo cambiaré por playas

que murmuren canciones

de naufragios equivocados

y estampidas septembrinas de gorriones

                                                Elisa R. Bach

13 oct 2011

Este año a diez de octubre aún es verano en Cadaqués

El poema "Me ha tocado escribir", publicado esta semana en "Niños a la deriva", me ha revelado lo que podría ser el origen del gusto de Elisa por las matemáticas. A pesar de que no entendía los problemas que su padre le planteaba, puede que adivinara que detrás de aquellos "rollos" había algo ingenioso digno de ser estudiado: una chica intuitiva y muy lista. Los versos de la última estrofa, "para mí quererte/ fue como respirar, de fácil" son de los más maravillosos que una hija puede dedicar a un padre. 
 
La Profe de Mates
 
 Me ha gustado cómo, en el capítulo 21 Elisa sigue deleitándonos con el recuerdo de su precioso Cadaqués en el que está la misma casa de ventanas azules con la puerta de agosto y la de febrero. Me gusta su insistencia en relatarnos el ambiente de un paisaje amado, conocido y sereno: el vivir de sus gentes que "saludaban al mal como a una extravagancia del atardecer" es como un bello canto a la calma del pueblo en contraposición al enervamiento de la ciudad. El sonido de la campana que la conecta con el mundo actual, el de las sillas metálicas, también a mí me hace descolgarme, a mi pesar, de esa atmósfera encantadora que crea su minuciosa y sensible narración.
 
Marta

10 oct 2011

La misma casa

Ahí está. La misma casa

 

Ahí está.

La misma casa de ventanas azules.

¿La recuerdas?

Con su puerta de agosto

en la parte trasera, a la sombra

y su puerta principal de febrero

haciendo frente a las olas.

 

Ahí siguen blanqueadas

las paredes ensimismadas,

orladas con las lentas persianas

del atardecer

sobre las que resbalan los dardos

de un sol generoso y alegre.

 

La penumbra deambula por las habitaciones

invadidas por un raro silencio

y el olor de los pinos

que sobreviven frente al Casino.

 

¿Te has fijado cuando descendíamos

esa montaña llena de olivos y curvas?

Era como penetrar en la intemperie

después de haber estado años

en una nave espacial, 

con mil vueltas en su haber,

descarrilando en el mismo rincón.

 

Duerme la tramontana

y ya no agita a estas horas los arbustos,

los granados aprovechan esa luz

inmensa y regalada para florecer.

Es la hora de la seda rasgada,

y, beber en la fuente sagrada.

 

No se ha borrado de tu memoria

el autobús vacío que iba a Rosas

sorteando tormentas azules de viento

enfurecido, seco y vengativo

ni aquel ventajista niño Melitón.

 

La luna debió elegir este rincón

para adormecer con música de plata,

lentamente, a sus lobos

y enredar en sus tenues hilos de luz líquida

a calamares y serranos.

 

Tus recuerdos se reúnen

en tu frente como bolitas de mercurio

y las tardes se acaban

como se rompe un dios de arcilla,

pero abre los ojos; verás

como en Cadaqués, en cada ventana

se suicida una estrella.

                            Elisa R. Bach