28 oct 2011

Una enamorada de la Costa de A Morte

Los poemas "Retorno a Carballo" y "Puerto de Malpica" me han pirrado. Vivo en A Costa da Morte, soy una enamorada de la zona, y deseo comentar que Elisa R. Bach ha encontrado los versos exactos y los más delicados para cantar a la nostalgia de una época en este rincón atlántico. Inolvidable la playa de Razo de aquel tiempo con sus impresionantes dunas en las que se aprendía y se practicaba de todo. Reconozco también el granito del actual dique de abrigo del puerto de Malpica, los trinos de las gaviotas, el regreso de los barcos...Son dos poemas de sensibilidad exquisita. Felicidades.

27 oct 2011

Elisa envia otro poema desde la Costa Gallega

Granito sobre el Puerto de Malpica

 

Sientes desde ese balcón

abierto al puerto de Malpica de Bergantiños

esa mezcla de gusto de la tierra,

de vino turbio y frutos de mar  

mientras llueve la luz

 

reflejándose sobre la piel del agua

 

que resbala perezosamente

sobre el viejo tejido de granito

acariciando una escasa vegetación

que cuelga sobre el muro

de la calle del Porto.

 

Es la imagen que escapa

 

del tiempo donde nada se mueve

sino un silencio azul

roto por el silbar de tus pensamientos

y los trinos de gaviotas

como en una vida incierta, frágil.

 

Llegan los barcos

 

y cansados los caballos al mercado;

del corazón del mar surgen con la pleamar

cargados de pescado fresco y pulpos

que reposarán junto a los carros

repletos de manzanas, puerros y grelos.

 

Un trago de orujo y un café largo

 

reanimará a esas tripulaciones

exhaustas en la tranquilidad

del puerto de Malpica

que da la espalda al enfado del mar

y cada día mira cómo sale el sol.

 

Tú también,

 

desde ese balcón de granito

-incrustado en el puerto de Malpica-

das la espalda a las tormentas

y miras temprano al este

para ver cómo nace la luz.

 

Resiste el granito

 

del puerto de Malpica,

bajo tus pies

como la soledad

que no se rinde a la nostalgia

                                      Elisa R. Bach

26 oct 2011

Elisa envia un poema desde Carballo

Retorno a Carballo

 

A punto de dejar el mundo laboral

paso la mano por los cabellos de la tarde,

frente a la ventana de mi nuevo piso

los ojos se agachan cansados sobre la luna

y tú me abrazas aún más allá del tiempo.

 

Cierro los ojos para sentir

como el aire entra en los pulmones

y como se va secando la tarde

con el viento extrañamente en calma,

y, siento las dunas de la playa de Razo.

 

Miro mis manos

como el reloj más exacto,

vuelvo al esfuerzo y la ansiedad

de caminar una larga hora

a la espera de alcanzar los primeros sueños.

 

En Carballo a resguardo

del viento de la Costa de A Morte

vuelvo a vivir las calles de la infancia

y el camino que conduce

a las dunas donde tantas veces

me bañé en un mar de sueños.

 

El olvido viene, afortunadamente,

 a salvarme de esta soledad tan exigente

embriagada de vida ya pasada,

de recuerdos que me reencuentran

junto a este Atlántico de lluvia y paz.

                                       Elisa R. Bach

25 oct 2011

El tiempo real de los niños es más exacto

"…Me ha encantado la narración del capítulo 23 que hace alusión al mundo de los niños, la encuentro preciosa y muy tierna. Yo trabajo con adolescentes, su mundo creo que es más complicado que el de los niños, ya no juegan con el ovillo pero siguen teniendo una vitalidad  contagiosa. Con frecuencia (no siempre) me siento gratificada por aportar mi granito de arena en su formación…" La Profe de Mates

 

"…Es fantástico este Hospital desde el que Elisa nos descubre sus apreciaciones sobre los temas más variados. La diferencia entre las sensaciones del paso del tiempo para niños y mayores es muy interesante; pienso que el tiempo, en general, vuela para los mayores, pero el capítulo me ha llevado a considerar que, en efecto, el paso puede ser lento cuando es medido en el presente…" Marta

 

"…Me ha llamado la atención la relación que, al parecer, existe entre la noción del paso del tiempo con el metabolismo de cada persona, algo que ignoraba totalmente. Las reacciones que presentan frente a la temperatura tres arquetipos diferentes, representados por Javier, Claudia y Lucía, se entienden muy bien y a través de su descripción vuelvo a observar el estudio integral e individual que la homeopatía  aplica a cada paciente. En este capítulo Elisa funde magistralmente poesía, medicina, homeopatía, astronomía, ...y... ¿se puede dar más?..." Santi 

 

 "…Está muy bien que  la medida del tiempo en el Hospital a través de las  constelaciones haya servido para recordar los sistemas de numeración y, más concretamente, el sistema duodecimal y su origen. Siempre me gustan las referencias a la  astronomía, y sueño con que algún día pueda encontrar el Zénit y el Nadir  de mi particular esfera celeste. El capítulo me parece excelente…" Carmen

 

24 oct 2011

REGRESO DESDE EMPURIES

REGRESO desde EMPURIES

 

Frente a ti,

sobre su carro lleno de estrellas

viajaba el Auriga;

 

tras de ti,

sobre el resto de cielo abovedado

miles de lucecitas azules

te seguían iluminando el camino.

 

Extraños y nítidos ecos descendían

en la noche desde los olivos

como las notas sin prisa

de una serenata de Chopin,

en una noche muy distinta

 

a otras noches con tramontana;

tanto que, ante ella

se apartaban incluso las noches

reales del agosto de Cadaqués

de sueños infantiles y lluvias de estrellas.

 

La noche era tan clara y brillante

que se veían los perfiles geométricos

de los cristales de cuarzo de la playa.

Era como si Apolo mediante un oráculo

te hubiera aconsejado precisamente

 

esa noche para tu viaje

y hubiera encendido sobre ti

el horizonte con su antorcha.

Sobre los olivos de la montaña dorada,

la hoz de la luna, jugueteando,

 

corría ágilmente junto a ti

como un cervatillo

hasta que llegó el final

y el mar cambió como si Poseidón

hubiera pasado página.

 

Ahora todo parece poco

pero atrás de mí quedó aquel grito

-a veces aún resurge mientras duermo.

Era el grito de la geometría convexa

del dolor de la herida y del placer del alma.

                                                  Elisa R. Bach

23 oct 2011

Los secretos del tiempo del capítulo 23

 
Estoy muy cansada... pero tengo a la Elisa como mi Einstein particular que me revela los secretos del tiempo y el espacio más exquisitos...
 
Helena de Troya

Los niños miden mejor el tiempo que los adultos

 
 
El capítulo 23 contiene informaciones que me entusiasman: el paso del sistema de 12, como las constelaciones, al sistema métrico decimal, la relación de la sensación del paso del tiempo con nuestro metabolismo y el bienestar o malestar según las estaciones (y segun las personas)...Es un placer.
 
Una noctámbula

La tarde como una mano

70. La tarde es una mano

 

Las gaviotas navegan contra el viento,
atraviesan el espejo del horizonte,

la arena se enfría de nuevo,

aparecen los astros en el azul

con su mutante azimut
llegan los barcos
como caballos fatigados.

Del cuerpo del mar

surgen sombras húmedas,

coros de voces y melodías

de antiguos ritmos,
se levantan las olas,
bajan blancas, desnudas,
hacia el gris, denso silencio.

La tarde es una mano

que se extiende hacia nosotros,
la tierra una isla

que nos espera

desde tiempos remotos;

la piel del mundo,

construida pacientemente

con antigua lava

y vapores volcánicos,

baña sus puntas agudas

diariamente hasta conformar
los guijarros del atardecer,
las nubes y su gesto.

El muro de vidrio se rompe,

finos hilos de plata

flotando en el viento

mojan rostros y manos
unos ojos de lobo te observan.

 

                               Elisa R. Bach

La tarde como una mano

70. La tarde es una mano

 

Las gaviotas navegan contra el viento,
atraviesan el espejo del horizonte,

la arena se enfría de nuevo,

aparecen los astros en el azul

con su mutante azimut
llegan los barcos
como caballos fatigados.

Del cuerpo del mar

surgen sombras húmedas,

coros de voces y melodías

de antiguos ritmos,
se levantan las olas,
bajan blancas, desnudas,
hacia el gris, denso silencio.

La tarde es una mano

que se extiende hacia nosotros,
la tierra una isla

que nos espera

desde tiempos remotos;

la piel del mundo,

construida pacientemente

con antigua lava

y vapores volcánicos,

baña sus puntas agudas

diariamente hasta conformar
los guijarros del atardecer,
las nubes y su gesto.

El muro de vidrio se rompe,

finos hilos de plata

flotando en el viento

mojan rostros y manos
unos ojos de lobo te observan.

 

                               Elisa R. Bach

Versión italiana de la hispanista Sara Viotti de las reacciones al calor, al frío y la percepción del transcurso del tiempo

Capitolo 23

 

Reazione alla temperatura

 

·         Non sopporta l'estate

SUPHUR 30 CH-LACHESIS 200 CH-APIS 200CH

·         Non sopporta l'inverno

SEPIA 200 CH – ARSENICUM ALBUM 200CH

·         Non sopporta né l'inverno né l'estate

MERCURIUS SOLUBILIS 200CH –IODUM 200 CH

 

Quando arrivai in quest'ospedale

notai la mancanza  dei prugni rossi,

dei cipressi  e dei frutteti di meli,

dei campi di grano e dei filari di girasoli.

 

Quell'edificio immane senza crepe

Mi parve più granitico dei palazzi

delle piazze, dei moderni marciapiedi

fatti perché nessuno vi si sieda.

 

Sentivo l'angoscia invadermi,

il cuore faticare

e i miei occhi che avevano imparato

a guardare

più non sapevano di fronte a quel disegno tecnico

in luogo di un paesaggio ameno.

 

Una bianca carezza di luce

mi ricordò quegli aranci

che rallegravano i miei inverni

colmando di colore gli occhi

e di sottile essenza

di zagara i polmoni.

 

Nel mattino immaginario, di sfuggita

si vedono anche la Luna e il Sole,

ma senza inverno

benché oltre la finestra

il tempo sia greve di ghiaccio.

 

Ricordo la tua gentilezza

che insieme alla tua pazienza,

simpatia ed affetto

poco a poco si è fatta strada

sino a separarmi del tutto

da quell'abisso silenzioso

senza possibile finale.

 

Mi abituai al ritorno

delle tue mani sulle labbra

ogni notte di tutte le notti

segnate da un orologio complice

del ballo delle costellazioni.                         Elia R. Bach

La vita all'ospedale trascorre in un soffio se non alzi la testa dal tuo lavoro, ma nel mio caso è impossibile che accada. La frequentazione di bambini mi obbliga a sentire ciò che vivono e tutti i miei pensieri e i loro sono privi di noia. Sono come gatti che giochino con il classico gomitolo. S'allenano per combattere la loro futura solitudine, meditano a una velocità indiavolata e guardarli dà le vertigini e perciò vogliamo frenarli perché noi adulti abbiamo da tempo rallentato le nostre funzioni.

 

Il tempo per i bambini è diverso da quello dei grandi. Il loro mondo è più reale di quello della gente matura. La loro percezione del tempo trascorso tra due fatti si avvicina molto alla cadenza del movimento delle costellazioni. Difatti, nelle persone adulte  il tempo passa lentamente nel presente sebbene la sensazione che si ha del tempo passato sia quella espressa da molti filosofi: "Tempus fugit".

 

Secondo molte osservazioni la percezione del tempo trascorso tra diversi fatti ha a che vedere con il metabolismo dei nostri corpi. In generale, le sensazioni a proposito della "velocità dell'orologio" dipendono dal nostro sistema endocrino. Javier, ad esempio, è un ragazzo che congela al freddo e, nello stesso tempo, non sopporta il caldo. Soffre di una discrasia nella formazione del grasso sottocutaneo ; vale a dire, non ha grasso sotto la pelle e perciò non è protetto né dal caldo né dal freddo. Il suo metabolismo è accelerato da una disfunzione della tiroide. Si muove continuamente, mangia come un lupo e ha un cervello che funzione come un fulmine.

 

Invece Claudia, anche lei un tipo nervoso, sta a meraviglia al freddo e non sopporta il caldo in estate, ha orecchie e labbra rosse, è un pochino in sovrappeso e ha addome voluminoso. Gli altri bambini la seguono nei giochi; si trovano bene con lei perché sembra avere una soluzione per qualsiasi cosa. Il suo ottimismo è contagioso e sembra stanca solo quando è accaldata.

 

Lucia non sopporta l'inverno ed è euforica in estate. A soli dieci anni ha già avuto il suo primo ciclo. Conosce prematuramente il mal di reni, il sentirsi triste con le mestruazioni e la mancanza di musica e luce intensa nello stesso tempo. E' como se il ritmo della musica scatenata l'aiutasse a "misurare il tempo". Claudia sembra conoscerla meglio di chiunque altro; Claudia balla con lei a tempo di rock and roll per tirarla su.

 

Dai tempi delle scoperte aritmetiche della civiltà araba, il sistema metrico decimale ha inveso progressivamente tutti i campi delle "scienze misurabili, eccetto quello della computazione del tempo. Perché? Nell'antichità il numero sacro era il 12, a causa dell'osservazione del cielo da parte dei saggi. Le costellazioni erano 12, e  la loro alternanza segnava le fasi dell'anno solare e delle stagioni. L'anno venne definito in 12 mesi, al fiorno vennero assegnate 24 ore (un multiplo di 12), l'ora fu divisa in 60 minuti (multiplo di 12) e ognuno di essi in 60 secondi (anch'esso un multiplo di 12). Noi adulti abbiamo bisogno di guardare spesso l'orologio per tutte le nostre faccende, perché abbiamo perso la nozione del tempo. Comè bello giocare con dei bambini!

 

Anche il nostro Ospedale è retto dalle costellazioni dello Zodiaco. Sebbene qui sia stata abolita la divisione tra giorno e notte e non esistano neanche le stagioni, i nostri ritmi vitali sono sempre circadiani e per orientarci abbiamo bisogno di uno zenit e di un nadir, anche se convenzionali. Essi segnano il nostro orizzonte e l'azimut dei punti luce in cielo.