5 nov 2014
sólo soy un cuervo verde más de los que cavan esa espiral interminable y que verso a verso, vida a vida busca acortar distancias
4 nov 2014
tus ojos brillan como si el hidrógeno en el interior de las estrellas flotase sobre el platino incandescente
TARDE DE OTOÑO
Ya sé que en Argentina es primavera,
pero no puedo evitar ese punto de melancolía al imaginar el vuelo de tus secretos, sobre todo cuando
aquí el sol ya está muy bajo
y daña las miradas aunque de reojo te observo y agradezco seguir aquí, cerca de ti, precisamente cuando el frío avanza buscando helar mis dedos.
Me gusta saber que sigues ahí.
Precisamente cuando nadie puede saber si las cosas, tal como están, van a continuar.
Me gusta observarte
cuando de repente te levantas y te vas aunque aparentemente no haya ocurrido nada que lo justifique;
En esos momentos todo ocurre
como si una niebla de un rincón del Universo No Observable viajase como ángeles y al igual que ella abandonas tu ordenador,
como si alguien hubiese juntado tu tiempo,
un tiempo preciso, y lo hubiese empujado a través de la puerta de tu habitación, y,
tus ojos brillan
como si el hidrógeno en el interior de las estrellas flotase sobre el platino incandescente mientras que aquí en la tierra los cerebros parece que se vuelven blancos.
Es en esos momentos cuando te siento ausente
y mi amor no te alcanza y, sin embargo, me siento contento porque a pesar de todo
me permites seguir aquí junto a ti.
Johann R. Bach
3 nov 2014
como el aroma del rumor de la rendija de años tardíos
ECUACIONES HUMANAS
El que mira hacia adentro
-como el filósofo Kant- ve lo que está afuera, incluso los movimientos celestes,
pues el saber más culto
es el más evidente.
Nadie llega tan lejos
como el que se queda, estudia las ecuaciones humanas y
la proporción surrealista:
los bellos celos como labios torpes
son a la geometrización de la naturaleza que trae hasta sus pies sus días de estudiante
como el aroma del rumor
de la rendija de años tardíos
es al que cuando escribe sin resentimiento
a sus lectores y les dice que no toca el alfil ni lo cambia por un peón.
Así en la paciente escritura
de pequeñas dimensiones –sin llegar al relato corto-, con voz cónica en tránsito,
la sabiduría doméstica del hombre solo,
delgado y enfermizo, se construye un sólido edificio en el que se puede habitar y sobrevivir.
Johann R. Bach