NUESTRO ENVEJECIDO PLANETA
Estaba tan absorta
observando la calle desde la atalaya de mi silla de ruedas, cómo llegaban de dos en dos los autobuses repletos de gente que no me daba cuenta que mi amigo el sabio lagarto estaba tomando el sol en la parte baja del muro. Al verlo le he dicho si no tenía ganas de ver gente.
observando la calle desde la atalaya de mi silla de ruedas, cómo llegaban de dos en dos los autobuses repletos de gente que no me daba cuenta que mi amigo el sabio lagarto estaba tomando el sol en la parte baja del muro. Al verlo le he dicho si no tenía ganas de ver gente.
"Hoy - me ha contestado aquella noble criatura-
no he tenido el valor para contemplar -como otros días- esas caras típicas del mediodía cuando se apean del autobús.
Qué contentos están de sí mismos casi todos, cómo se pierden ante la perspectiva de una comida rica en grasas e hidratos de carbono (azúcares), cómo piensan aprovechar la presencia de los demás para hablar de la cena, de sofisticados vinos, la cama y... quejarse de lo problemático que es el metro.
¡Ni un minuto para la metafísica!
¡No tienen tiempo para entender la crueldad de las cosas!
Este Envejecido Planeta parece predestinado: una y otra vez nos vemos obligados a elegir entre formas más o menos nobles de sufrimiento"
Bajo la luz intensa del sol,
el pequeño saurio tenía un aspecto especialmente pálido y parecía respirar con dificultad el aire que transportaba el penetrante aroma de las magnolias en flor.
"Me encuentro bien
-respondía a mi preocupación por su salud. Recuerda, en caso de que algún día deje de venir a tomar el sol en este jardín Nuestro pequeño Paraíso, que todo está en todo.
Las estrellas más lejanas
influyen en la orla del cáliz de una flor. El rocío de la mañana contiene la neblina de la noche pasada. Todo está entrelazado por una omnipresente dependencia.
No hay nada
que pueda librarse del poder de todo lo demás. Y... sin embargo..., nuestro pensamiento se mueve, vuela..., libre.
Como el polen de la palmera
el amor viaja libre a través de miles de kilómetros, buscando el abrazo en la aurora.
Johann R. Bach