POSEIDÓN EL DIOS MÁS ENVIDIADO
De todos los dioses, tú ¡oh Poseidón!
eres el más envidiado. Tu figura está siendo estudiada en los Laboratorios de los Hombres con el fin de apropiarse de algunos de tus dones.
Ya hace tiempo (bastantes años)
que hemos imitado tu capacidad de volar. Ahora la prioridad la hemos fijado en copiar tu finísimo oído a fin de oír las voces de los muertos.
Esa investigación está ya muy avanzada,
pues nos comunicamos con gente que está al otro lado del charco, esa zona que hemos venido llamando el Nuevo Mundo;
Vemos los palacios,
carreteras, edificios y paisajes a través de ese programa denominado "Maps" (al que le falta una "a" porque envidian ¡oh Poseidón! Uno de tus idiomas mediterráneos: el latino) que nos sitúa en el cielo y con ojo de águila vemos hasta los platos que están por fregar de la vecina en Cuenca o en La Paz.
También los estudiosos del cerebro,
entre ellos los neurólogos investigan donde reside la memoria como si fuera una ninfa que vive de alquiler siempre en el mismo piso. No les basta haber observado que las lesiones frontales van acompañadas de pérdida de memoria.
Todas esas cosas
que en el Mundo Antiguo se habían calificado de milagrosas, poco a poco te las van quitando ¡oh Poseidón! de tu cabeza.
Ya han localizado
qué ácidos son responsables de levantar la libido. No se conforman con haber sintetizado el ácido lisérgico (LSD) como si los cuadros de El Bosco los hubieras inspirado sin la ayuda del pan de centeno.
Están alucinados (los neurólogos)
por haber descubierto que el miedo afecta tanto al cuerpo como al alma como si hubieran descubierto la sopa de ajo, y, no acaban de creerse que
la imaginación
(que ellos siguen llamando, para confundirnos, mente) emplea el cuerpo como teatro donde "bailan las musas en horas veinticuatro" (Lope de Vega).
Johann R. Bach
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