Pensamiento 1.
El origen: Un arilo de granada
Dime, Perséfone, incierta renacida,
¡cómo es posible que un solo arilo de una granada te impida el regreso con tu madre y con tu hermana?¿Dónde está la inmensa pesadumbre de tu manto y el sello de tu reino subterráneo?
¿Es el azufre
el que se bebió todas tus lágrimas, secó tus párpados y retiró de tus hombros la alegría de una primavera sin fin?¿Es ese el mineral que consumió tu piel vaciándola de poros, apergaminándola como la corteza de un árbol?
Tu belleza de colores
ha desaparecido y te has vuelto un ginandros de una sombra persistente y el peso de la nada puede sepultarte. Entre los silencios de las raíces secas de tus siglos y en tu corona de laurel muerto rechinan los dientes como los de los niños con lombrices.
La queratina ha petrificado tus cabellos
y grabado tu perfil con tinta negra sobre un estrato de pizarra negra con manchas rojas. Tus tejidos fermentados buscan asomarse al precipicio del que no es posible el retorno.
Tu boca de platino
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