4 ago 2013

El golpe, mal encajado, me dio qué pensar

EL SÉPTIMO MÚLTIPLO DE SIETE

 

Cuando cumplí cuarenta y nueve…

Esperaba la prometida visita de los amigos, todos ellos masculinos, pero nadie llegó.

 

El golpe, mal encajado, me dio qué pensar.

La caja de vinos de varias cosechas mimadas por conocimientos incesantes no llamaba a la ambición;

 

El deseo se había detenido

ante la puerta de la casa de la mujer que me abandonó y ya no me quedaba más que emborracharme. Allí buscaban todos el sexo de la soledad.

 

El delicado vino se convertía

en nauseabundo vinagre nada más atravesar mi garganta. Vomitaba continuamente y en vano me consoló.

 

Aquel día de mi cuarenta y nueve aniversario

el Destino me puso a prueba. Vi por la ventana la calle herrumbrosa llena de barro de la tormenta.

 

Sobre el punto de la mácula

de mi único ojo no vi perro alguno y, sin embargo, oí cómo ladraban sordamente. Eran perros del barrio sin duda;

 

la lechuza pudo haber bebido

el aceite de la lámpara eterna y el viento comenzar a golpear los postigos no sujetados como un mediador inesperado entre el aliento y el espíritu.

 

De repente, del cielo,

cayó una estrella que cambió de rumbo la trayectoria del carro que me arrastraba al fango del odio.

 

La vecina llamó al timbre

y dejó a la muerte tras la puerta.

 

                                                                                  Johann R. Bach

 

 

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