Isla de La Toja
Vuelvo a sentir como ayer
los latidos infantiles en esta playa soñadora con vistas a La Isla de la Toja donde el mar gime como una madre preocupada.
Las nubes lloran hoy en la lejanía
del horizonte como grises ostras, pero pronto nos salpicarán sus perlas transparentes.
Las estrellas
que se mecen suavemente sobre el campo se esconderán tras el telón señalando el comienzo de otro entreacto en cuyo espíritu melancólico habita el alma de la luna aunque hoy esté falta de cielo.
Siento junto a mi oído la voz
del hombre que no pierde su perfume de atlante paciente y generoso en sus besos ocultando con su hermoso cuerpo las estrellas del firmamento y
las arrugas de mi alma
mientras la soledad deja de regocijarse momentáneamente y se aparta de las olas del placer.
Toco con los dedos la luz,
la piel de transparencia, siento en la cara la densidad del aire, un fluido húmedo recorre mis labios y el tacto de la fruta me hace nadar en un mar de salud verdadero promontorio de la vida.
Por un momento
dentro de mí anhelos antiguos, futuros son el fuego del presente y hacen que me sienta como un libro que se reescribe.
Johann R. Bach
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