20 oct 2013

Tras el silencio nada le llega a la crisálida con oídos llenos aún de cera

CADA SILENCIO ESPERA UN OLVIDO

 

Nada se oculta: tras el silencio,

silencio, nada hay en el abandono de un compañero de viaje tras la despedida obligada para seguir por caminos distintos.

 

A nadie engaña el aroma de una rosa,

junto a un río, en una fría mañana. Recogida, salvo su tristeza nada esconden sus rojos pétalos esperando un poco de calor.

 

Tras el silencio nada le llega a la crisálida

con oídos llenos aún de cera o sólo lo que no se formula. Con fórmulas de ritmo y versos endecasílabos defiende su intimidad y oculta su rostro.

 

Lo aleatorio y la tela de arañas de Google

nos hicieron coincidir, sentimos la brisa removiendo las hojas de los árboles. Aunque quizá no fueron árboles sino quimeras fruto de la traición de nuestros sueños.

 

Despiertos, jadeantes,

sólo la amargura del silencio nos permitió continuar, alzar la vista en el ya corto peregrinar.

 

Sin embargo…

cada silencio es distinto. Como cada olvido.

 

                                                                         Johann R. Bach

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