Agua y lluvia en Alt Treptow
Llueve
en mitad de la noche, en la noche de Kiefholzstrasse, como si aún fuera posible más oscuridad.
Puedo escuchar el agua
que araña los tejados y convierte la Köpeniker Landstrasse en un oscuro afluente del Spree mientras pasa por el bosque de Plänterwald;
como una gran vena negra
el agua discurre arrastrando, rastros de nuestra civilización, diminutos y abundantes trozos de caucho manchado de humo y aceite sobre el asfaltado terreno guardián del Treptower Park.
Lentamente,
me acerco a la ventana y sólo encuentro oscuridad y agua: el fondo de un océano.
Sin embargo,
es todo tan hermoso y tan extraño -¿Recuerdas?- como rozar la piel de una foca.
¿Por qué darle sentido a cada cosa?
La noche y su hemorragia incontenible, por ejemplo.
Sé que el agua es un vínculo,
entre tú y yo, y que el sol de mañana mostrará con orgullo
la enorme cicatriz del horizonte de manzanos de Dammweg.
Rio Spree, perezoso
mientras atraviesas, como nosotros, entre Treptower Park y la civilizada península de Alt Stralau, buscando el mañana, bañas a las chicas de Kreuzberg, pero ha de ser buscando el mañana,
porque si no hay mañana nada importa.
Johann R. Bach
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