11 ago 2013

Te confesé mis angustias y volvi a recordar que soy un muelle

NO QUIERO TU COMPASIÓN

 

Anoche mi amor,

sentí el balanceo del vencido, el abandono del galgo que no sirve ya para la caza, el torpor escociendo en los ojos, gorrión de cuarenta años que alza el vuelo entre los olivos, viaje a la nada como el viento que voltea los almendros.

 

Te confesé mis angustias

y volví a recordar que soy un muelle, un resorte, un toque de músculo, ruiseñor en la rama invernal, negro balancín mecánico, vivo.

 

Intentaste consolarme

y yo, tonta de mí me irrité aún más añadiendo enfado a mi tristeza. No es que rechace tus innumerables atenciones, ni tus abrazos sino que

 

no quiero tu compasión.

 

Quiero tu amor,

tu alegría cuando yo estoy alegre, tu vaso de vino junto al mío. Quiero que no me digas constantemente lo que está bien y lo que está mal, pues no soy una niña a la que se debe educar ni una mujer madura a quien reeducar.

 

Quiero que te gusten los zapatos

que a mí me han gustado y que tan a gusto los compré. Quiero que sientas mi nostalgia al mirar el horizonte en silencio.

 

Quiero que aprecies

a aquellos que aprecio y no los trates como si hubieran ya muerto. Sabes que nací junto a una legión de hermanos, primos y tíos, despreciables algunos de ellos, es cierto,

 

pero también ellos han sido útiles

(y aún lo son) como una referencia de lo que es amor y lo que no lo es. Quiero que ames todo lo que he sido pues sin mis recuerdos yo no sería más que un cuerpo a merced del viento.

 

No quiero tu compasión;

necesito simplemente que me ames.

                                                                                        Johann R. Bach

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