Navegando sin horizonte
Me entreno diariamente
porque no estoy preparado para escuchar cantos ajenos o ver el contorno de las cosas.
¿Acaso percibo mejor la sombra,
que los buques en el horizonte? El reflejo del azul en el espacio exterior recuerda las superficies marinas agitadas y encrespadas por el viento.
Demasiada luz sobre tus ojos
desprotegidos por el abandono de nubes, demasiada claridad sobre los míos acariciados por diminutas gotas de mar.
En tu rumbo hacia el Ápex
tomas suavemente estrellas que vas poniendo sobre el mástil más alto de tus poemas.
A tu paso claros de belleza
y desperdicios estratosféricos se inclinan y te reconocen porque habitas y reinas desde un diminuto espacio donde se confunde el horizonte con las nebulosas del azimut de mayor amplitud de tu corazón.
Tu refugio es tu nave
preparada para guarecerse durante las tormentas de minúsculos meteoritos
Y aunque nací en una playa
no soy hombre de mar y me gustaría tener el privilegio de navegar tranquilamente sobre tus lágrimas.
del "Manual de la Soledad"
No hay comentarios:
Publicar un comentario