UN TIEMPO PARA EL EXISTENCIALISMO
Buscando los mares de Homero
llegué hasta Livorno cerca de Pisa donde el mare vidit et fugit(1). No fue fácil llegar, ya que iba contra mí mismo…
Dos semanas después,
de regreso a París, visité en el cementerio de Père Lachaise la tumba del genial Chopin pues él, como yo, buscó el Mediterráneo.
Desde su tumba el genio
no preguntaba a nadie por nadie… del mismo modo que la vida no nos pregunta qué es la vida
-y aquello justamente en el momento
en que todos nos preguntamos a nosotros mismos si vivimos o soñamos.
Recuerdo
que justo al llegar a Livorno cayó la noche y como cualquier otro peregrino dormí profundamente.
¿Qué me importaba Venecia
con su rapit omnia finis(2)?
¿Qué me importaba Siena
con su Tutto passa(3)?
¿Qué me importaba Roma
con su Plaudite amici(4)?
¿Qué eran para mí
el Anillo de los Nibelungos y el trato con el diablo de Fausto?¿Qué era para mí Europa jugando a los dados? ¡con las reliquias de los santos!...
No era necesario susurrar
que en Varsovia lo primero no terrestre era el terrón que caía sobre el hambre y el frío. No era necesario corroborar que sólo Dios vela sobre los niños, los desequilibrados, los poetas…
Durante semanas,
antes de entrar en el hospital, salía a vagar por las calles de París. Junto al Sena el bochorno me hacía creer que las nubes estaban más bajas que el rio.
Es cierto
que ya únicamente la angustia va contra el tiempo…
Quid plura(5)?
Es cierto que únicamente la angustia va contra el tiempo.
Claro que sólo el aire
detrás de la nieve era más joven que mi cutis y entonces usaba los libros a medio leer como señal.
Johann R. Bach
(1) Donde el "mar va y viene" en latín.
(2) Tómalo todo hasta el final.
(3) Todo desaparece.
(4) El aplauso de los amigos.
(5) ¿Qué más?
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