CABALGANDO SOBRE UNA SILLA DE MONTAR
O LA QUE SE NOS VIENE ENCIMA
LA QUE SE NOS VIENE ENCIMA
Esto va a venirse abajo
de un momento a otro
y usted lo sabe.
El amor ya no es un templo griego
sino algo parecido a un desastre de líneas
oblicuas que aprisionan todo intento de lluvia.
Y es gris.
Tan gris como estas perspectivas de furias
que se nos viene encima.
CABALGANDO SOBRE UNA SILLA DE MONTAR
Soñé, reiteradamente, con una silla de montar.
Durante años después de mirar los cielos constelados soñaba con una silla de montar.
A veces en mis sueños
cabalgaba sobre ella como cuando de niño me banceaba sobre mi caballo de madera.
Esos sueños se producían en duermevela.
Veía cómo las estrellas aparecían cada vez más juntas en el cielo nocturno hasta que la mismísima Vía Láctea se condensaba poco a poco
y, yo, era testigo
de que las estrellas grandes y pequeñas empezaban a precipitarse con furia unas sobre otras.
La cantidad de planetas,
asteroides y cometas por metro cúbico iba en aumento de la misma forma en que lo hacía su temperatura y todo se ponía espeso y ardiente.
Los soles y las lunas
se acercarán tanto que terminarán por fundirse y crear grandes grumos muy pesados de materia plasmática parecida al mercurio, que acelerarán aún más las pulsiones gravitatorias.
Finalmente cuando el universo
se había reducido a un tamaño minúsculo, todo se disolvía en partículas elementales hasta convertirse en un puré infernal de quarks y gluones –considerados los cojones del átomo-
A veces, me despertaba sudando
con la angustia de comprender que todo lo que existió en el pasado, nosotros como especie incluidos, acabará colapsándose en algo similar al mayor agujero negro que haya existido jamás.
Ese "Gran Crujido" sucederá,
afortunadamente dentro de muchos millones de años. Entretanto yo seguiré soñando que voy cabalgando sobre un universo con forma de una gran silla de montar,
y, sonreiré de vez en cuando
pensando que la vida sigue siendo una oportunidad para trabajar, leer, amar… o simplemente soñar que conseguimos escapar del caos aunque,
ligeramente apenados
por la destrucción inexorable del mundo destinado a desgarrase como consecuencia de esa horripilante ley física que nos condena sin remedio al desorden más absoluto, no nos deje, de vez en cuando, dormir tranquilos.
Johann R. Bach
No hay comentarios:
Publicar un comentario