28 jul 2013

Pa mí el cielo está ahi abajo en la Costa de A Morte

             Costa de A Morte

 

·          El sabio humilde y pacífico

  CAUSTICUM 200 CH

·          Agresividad en la cuarta edad

·          Sexualidad agresiva de camorristas

·          Personas crueles

                    HYOSCIAMUS 200 CH

·          Abraza y besa a todo el mundo

                    VERATRUM ALBUM 200 CH

 

El Hospital es mi lugar, mi almohada,

pero mi cielo está ahí abajo a la orilla del mar en la Costa da Morte, junto a mi dulce Atlante entre las rocas de su musculatura, la espuma blanca y sus madejas de algodón.

 

Una vez olvidados mis insultos

y los ajenos, siento que soy la que soy porque los otros son; siento que hay una historia en cada amanecer  y en cada transparencia delcrepúsculo.

 

Estuve doce años sin volver esta página

esperando su letra de inconfundible caligrafía y sus estampas imaginando cosas que no me diría, pero que eran igualmente ciertas.

 

Me excita su sudor de media tarde,

su apolínea figura sobre los tablones, verle subir las escaleras de aluminio y verle con amor, trepar por las cornisas.

 

Mientras yo escribo

que imagino a Herodoto retorcerse en su cripta con épicas metáforas, me conmueve que le contente tan trivial escena después de construir sus catedrales porque él no es un albañil cualquiera.

 

Me estremece la piel

su mansedumbre al aceptar mi proposición de caricias como la mejor flor que nunca le hayan ofrecido.

 

Me excitan sus ávidas miradas

lujuriosas, que no pierden el tiempo en la escritura y se posan lascivas sobre mis caderas.

 

Y cuando penetra en mí

y se esfuma al calor, un cielo abstracto con nombres de pintores, de poetas, y músicos de un clan que se ha extinguido, le amo y vuelvo a amarle después de haberle amado aún todavía.

 

Alguien puede sumar paisajes,

rascacielos, torrentes, mares, muchedumbres, fronteras, barrios de Paris, Barcelona o Tokio; puede coleccionar amores  superficiales y sabores, aplausos y abucheos y sin embargo, es cierto, sin volver esa página es difícil ser alguien.

 

Él hace que me empache de caricias

que la frialdad del bronce escamotea.

 

Él, el más sencillo de los hombres,

me ha hecho volver

todas las páginas del libro.                     

                                                                   Johann R. Bach

 

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