EN PARIS
Fractura de la segunda vértebra cervical
· AXIS 5 CH
· SYMPHYTUM 5 CH
· HYPERYCUM 5 CH
ARNICA 200 CH
GELSEMIUM 30 CH
Mi única clienta vino el lunes agitada y nerviosa,
pero esta vez no se debía a sus trastornos. El padre de una compañera del trabajo había sufrido un accidente. René había chocado contra una furgoneta cuando daba su habitual paseo en bicicleta.
Saliendo ya del Bois de Boulogne
no se percató que un vehículo le adelantaba por la derecha a escasa velocidad, pero suficiente para provocarle una desafortunada caída con el resultado de un golpe en la cabeza contra el bordillo. No perdió el conocimiento ni su lucidez, pero no podía moverse.
Cuando llegamos a la clínica
lo encontramos postrado en una cama con un aparato que a modo de exoesqueleto, le inmovilizaba la cabeza. Su esposa y su hija, la compañera de mi vigilada y vigilante clienta, al lado del blanco lecho escudriñaban en silencio cualquier indicio de movimiento.
Ambos semblantes con su palidez
demostraban a las claras que su particular pronóstico distaba de ser esperanzador. Claude nos acompañó hasta el despacho del traumatólogo encargado del accidentado René.
El facultativo nos mostró las radiografías
que sin lugar a dudas señalaban el traumatismo: René tenía la segunda vértebra cervical rota y la mancha oscura alrededor de la misma indicaba la gran inflamación del espacio adyacente.
René estaba paralizado
de cuello hacia abajo y sus miembros no respondían a ningún estímulo ni punción. Claude solicitó permiso para que yo administrara al enfermo algunos medicamentos homeopáticos. Estuvimos de suerte pues el médico conocía un poco los efectos de los tratamientos homeopáticos.
Lo primero que hice al acercarme a René
fue cogerle la mano lo más suavemente que pude y le susurré al oído que le íbamos a colocar unos cuantos gránulos de remedios homeopáticos en la boca y probablemente le ayudarían.
El primer medicamento
que le pusimos bajo la lengua fue Hypericum 15 CH. A los pocos minutos podía mover los pies y las manos. Emocionado René, a sus 73 años vio renacer un atisbo de recuperación.
A continuación le dí Gelsemium 30 CH
porque su barbilla estaba temblando. Recuperó la serenidad, hasta el punto de decirle a su esposa que no llorara.
Esa noche, al regresar a nuestra fortaleza-hogar,
a diferencia de otras noches, mi clienta y amiga estaba completamente relajada y en su semblante se veía alegría. Se encontraba satisfecha de su intervención en el asunto.
Me dijo que no iba a tomar ninguna medicina.
Subió a su apartamento refugio y durmió el resto de lo que quedaba de noche sin problemas. Por la mañana me despertó el aroma del café que había preparado y me invitó a subir a tomarlo a su cocina. Me sentí halagada por el trato que me daba ya como amiga.
Durante toda la semana
fuimos de visita al hospital con Claude cada noche y, como en la primera, mi amiga durmió como un lirón todas ellas. Curiosamente el estar pendiente de la evolución de René le ayudaba a dormir relajada sin medicina alguna.
Claude en la oficina
la trataba con un cariño inusitado y trabajaban diligentemente esperando la noche para ir al hospital.
A los ocho días justos del accidente
la vértebra dañada se había soldado y René caminaba por el hospital con toda la naturalidad que su "escafandra" le permitía porque por prudencia, la debía de mantener sobre sus hombros un mínimo de 40 días.
El efecto de Symphytum 5 CH
sobre los huesos quedó demostrado una vez más.
Johann R. Bach
No hay comentarios:
Publicar un comentario