LA MAÑANA DEL DOMINGO EN GRACIA
El desaliento y la angustia consumen
mi corazón. Aborrezco la aparición
del día, que me invita a una vida, cuya
verdad y significado es dudosa para mí.
Marta Guillamon
La Plaça del Diamant
está llena de niños encerrados en una valla de madera y de personas más que maduras leyendo los periódicos noticias que se han repetido durante toda la semana.
Por la Calle Asturias pasean
tranquilamente dos policías. Parece ser que no tengo motivos para estar contento.
Sé que ella no vendrá,
pero levanto la vista por encima de la novela que estoy leyendo por si acaso…
Por si acaso apareciese
su cabellera pelirroja por la esquina del Carrer de l'Or aunque fuera acompañada de Isabel esa pesada que se le pega a los talones porque no sabe dónde meterse.
La última vez que la vi
me dijo que iba a abrir un bar; un "bar alternativo": lugar donde pasar películas antiguas de cine mudo.
Yo pensé que eso no tendría futuro
dentro de un local cerrado pues en la actualidad la gente prefiere las terrazas para poder fumar y gozar del aire y el sol, pero me lo callé.
Estás invitado a la inauguración
–me dijo al despedirse-; será un lugar barato pensado para que puedan reunirse en él los amigos y sus paredes estarán abarrotadas de cuadros pintados por amigos…
Hoy, igual que ayer por la noche
y que anteayer, la he llamado por teléfono y nadie contesta. He llamado a su amiga Isabel y tampoco me coge la llamada.
Imagino por unos segundos
el teléfono sonando en su casa donde no hay nadie, igual que ayer y anteayer, y luego abro los ojos y la comitiva de un grupo que va a visitar los refugios antiaéreos me devuelve a una realidad que rechazo.
Hace sol, el viento no es frío
y aunque la angustia persiste
no quiero estar triste.
Johann R. Bach
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