27 oct 2013

El membrillo y el granado se preparan para hacer frente ... a la tormenta

             RHODODENDRON   

Contra el mal pronóstico

de Rhododendron –la mujer del tiempo- un amplio frente de sucesivas oleadas de aire polar incrustado hasta lo hondo en negras nubes se acerca con lentitud hacia las cumbres.

 

Contra el instinto de conservación

de la especie y la sagrada estrategia de reproducción el membrillo y el granado se preparan para hacer frente en los campos a la tormenta; árnica, sin pensárselo dos veces reúne fuerzas para tomar el cielo por asalto

 

y se atrinchera luego en las cumbres

donde el frio y el viento harán mella en su cabellera, haciéndole perder su buen aspecto.

 

Esta vez parece

que Próspero no se andará con bromas, pero antes de que levante su mano el endrino da comienzo a su concierto solista en una sala vacía aprovechando sus cualidades de arbusto caducifolio,

 

muy enmarañado y espinoso

intentará alcanzar una altura suficiente –cerca de los 4 metros- para proveer con sus drupas a los aficionados al pacharán.

 

Este arbusto de arcenes

junto al granado quebranta la confabulación de los cautos pues para ellos se trata sólo de un par de compases y después unas simples notas desgreñadas sea todo lo no esperado.

 

Entretanto Ambrosio Cifuentes…

Sí, sí, alias el "Pies Cortos", el vendedor de plantas medicinales prepara bolsitas de hojas secas de caqui que servirán para aliviar las depresiones del invierno; y,

 

refunfuña contra Linneo

por haber ocultado esa propiedad euforizante en su descripción. Alguien le contó a Ambrosio que el alto contenido en calcio de las hojas de caqui era el responsable de su acción.

 

La respiración de Rhododendron,

es, normalmente, como la de Ambrosio: moralmente neutra como los lados de un triángulo, las espirales de Arquímides o la anatomía de la abeja,

 

pero presiente,

con dos o tres días de antelación, la llegada del mal tiempo: se encoge para soportar mejor el dolor de huesos como si quisiera renunciar a las tres dimensiones,

 

coquetea con lo infinito,

coloca en la sima del viento imperceptibles ornamentos como usando un código de colores a modo de banderas de señales marítimas.

 

Sus primas las Compositae

–azucenas, árnicas, caléndulas, bellis, ranúnculos, girasoles- agradecen la información, se pertrechan y exhiben públicamente su música oculta, aquella que causaba desasosiego entre los filósofos.

 

Ya Platón –la vaca sagrada de Grecia-

lo advertía: los cambios de estilo musical puede provocar revueltas sociales y abolición de leyes;

 

el bueno de Leibniz nos consolaba

afirmando que con todo, Rhododendron y su música trae el orden y constituye un secreto ejercicio aritmético del alma.

 

Pero qué es,

qué es en verdad la exaltación del aire, una medicina celestial o el silbato de vapor de las emociones. Y, sin embargo, esas cosas son como el amor. Existen.
 
                                                Johann R. Bach

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