DESNUDANDO A JOHANN
Viéndote desnudo
te comprendo mejor, viejo poeta de Cadaqués: la llama y el calor que te has ganado con fatiga entibian tanto el cuerpo como el alma.
Al rumor de la lumbre,
el desamparo de este nuevo otoño se tiende, se acurruca como un caballo cansado, y se adormece.
Perdóname mi amor
por publicar tu sueño en la noche constelada después de haberme hecho sonreír no sé si irónica o piadosamente.
Margarida G. Ponç
buenísimo
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