¿CÓMO OLVIDAR UNA
CALLE, UNOS OJOS?
¡Una noche! O algunas pocas,
el equivalente a una vida, todo un pesar, todo un amor, toda una dulce sangre.
Toda una luz que bebí de unas venas
en medio de las noches y en los días radiantes de los que sólo el piano y los libros de la estantería fueron testigos.
Te amé. No sé. Hasta entonces sólo lo sospeché.
Te padecí con toda la paciencia que pude, gloriosamente como a la sangre misma, como el doloroso martillo que hace vivir y mata.
Sentí diariamente
que la vida es sentir inteligentemente cómo te pueden llegar a despreciar hasta el infinito. Supe lo que es amar porque morí a diario junto a la Dama de mis Sueños.
Basta, tristeza, basta.
Dejáme olvidar sus ojos.
Johann R. Bach
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