24 abr 2016

Es la permanencia del deseo; el deseo, mano de hierro,


EROS:

Todo sucede como si descendiera del brazo de los pulpos el armazón, la carne y las costillas del navío que vuela sobre las volutas de la tormenta:

Es la permanencia del deseo; el deseo, mano de hierro, que mantiene el timón, ferozmente lanzado hacia las playas de las ligeras lanas de tu vestido.

Arrodillado -con música de jazz en mis oídos- entre tus piernas como el centauro Quirón mis ojos descendían entornados como los ojos de té, como un imán al centro más ardiente de tu cuerpo.

                                                                            Johann R. Bach

1 comentario:

  1. Guillermina

    Esa sexualidad latente entre las entrañas de Eros y las ganas de aplacarlas a pesar de las tormentas que pueda atraer el destino, hacen locuras en los cuerpos que se dejan llevar por sus dulces fauces...

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