EROS:
Todo sucede como si descendiera del brazo de los pulpos el armazón, la carne y las costillas del navío que vuela sobre las volutas de la tormenta:
Es la permanencia del deseo; el deseo, mano de hierro, que mantiene el timón, ferozmente lanzado hacia las playas de las ligeras lanas de tu vestido.
Arrodillado -con música de jazz en mis oídos- entre tus piernas como el centauro Quirón mis ojos descendían entornados como los ojos de té, como un imán al centro más ardiente de tu cuerpo.
Johann R. Bach
Guillermina
ResponderEliminarEsa sexualidad latente entre las entrañas de Eros y las ganas de aplacarlas a pesar de las tormentas que pueda atraer el destino, hacen locuras en los cuerpos que se dejan llevar por sus dulces fauces...