14 ene 2015

Compagina los rasgos de sus fotos para constatar las huellas que, sin compasión, Eolo y Cronos le van dejando en su rostro

Capítulo 93    ULTIMOS DIAS EN FRIEDENAU (IV)

 

Las fechas en sus labios

 

  • Envejecimiento rápido

        ARSENICUM IODATUM 15 CH


  • Celos en personas calurosas

        LACHESIS 200 CH

 

 

Los labios femeninos tienen mucho de poético y la cruel expresión del "código de barras" para describir el labio superior de la mujer de cierta edad afortunadamente no ha cuajado en el lenguaje popular.

 

Así el labio fino, sin borde, laxo, viperino, pintado de rojo, jugueteando con una colorida bufanda, presente hasta en la cama, promete placeres exóticos. Aunque en muchas ocasiones esos mismos labios producirán tormentas de celos que destruirán, a su paso, todo vestigio de amor.

 

Los hombres, es cierto, en general, no son un dechado de virtudes. Por eso creo que Julia hace bien en exprimir en nueve meses al único amor que la amaba después de haberla amado varias veces en el mismo día. Le ha dado, en efecto todos los orgasmos que los demás hombres le habían negado,

 

pero hasta eso es insuficiente cuando la desconfianza crece. Le ha dado más amor ese hombre en unos pocos meses que todo el que ha recibido en los últimos veinticinco años. Aunque eso es mucho, sigue siendo insuficiente para Julia, la celosa Maestra de los Ecos (poético nombre para una eficiente traductora regalado por su amante en una de esas largas y locas noches de amor).

 

Ahora julia, a pesar de todo, se siente aún más libre; sonríe; poco a poco irá ganando fortaleza; buscará el amor en la lejanía, en el Camino de Santiago, allí el beso bajo la lluvia de un prisionero de la campiña le subió la autoestima; años más tarde en el mismo camino, Manuel un joven peregrino, se enamoró de ella lo cual la llenó de platónico gozo;

 

la última vez que fue al Camino, otro peregrino, un intelectual de Hamburgo, también la besó mientras que su amante imploraba sólo algunas sílabas a través del móvil. Se sintió halagada.

 

Ya planea volver con él al Camino de Santiago esta primavera. Así es Julia. Compagina los rasgos de sus fotos para constatar las huellas que, sin compasión, Eolo y Cronos le van dejando en su rostro sin sospechar que dentro de su alma las heridas también se le pueden infectar.

 

El consejo, en mi opinión, que podría atemperar los celos en personas calurosas es el de moderarse en la ingesta de café o, si eso no es posible, aprovechar el vasito de agua que muchas cafeterías sirven junto al aromático y negro estimulante, vertiendo una gota del resto depositado en el fondo de la taza, que se ha tomado con demasiada alegría, en el agua batiéndola bien con la cucharilla de forma que la dilución sea lo más homogénea posible.

 

Esa agua "ligeramente contaminada con una gota de café" tomada a pequeños sorbos es el mejor antídoto de la hipertensión, del nerviosismo, de la ansiedad, de los celos…

                                                            Johann R. Bach 

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