23 nov 2013

Fina, desnuda y rosada la linea en el lugar del pecho ingresó en el hospital

EL WHISKY NO ES VINO TINTO

 

Fina, desnuda

y rosada la línea en el lugar del pecho y otras líneas y pliegues ingresó en el hospital Rita Monroe –sin ningún parentesco con el famoso cantante.

 

Mientras esperaba en el pasillo

de urgencias antes de entrar en una UCI, parloteaba y reía con su sobrina. ¿De dónde venían habiendo pasado ya las cuatro de la mañana?

 

Rita se encontró repentinamente mal

al tomar la última copa de whisky. Había pasado ya el platillo para recoger las monedas que los clientes del pub acostumbraban a darle en señal de reconocimiento por sus alegres canciones.

 

El oxígeno, la colocación en una vía del gotero …

el calmante que le indujo rápidamente el sopor y no el sueño. A la vista de aquellas palmas de manos enrojecidas, las glándulas parótidas aumentadas de tamaño,

 

diversas arañas vasculares en la piel

y el intenso olor de alcohol de todo su cuerpo el clínico que la examinó no dudó del fatal diagnóstico: cirrosis hepática.

 

A los tres días un viejo médico

a punto de jubilarse se encargó de decirle la gravedad del pronóstico. Le hizo levantarse de la cama y arrastrando el gotero le habló con calma:

 

"Mire por esa ventana

y vea qué despacio y deprisa va todo ahí afuera, pájaros que bullen y amanece, de no estar con Vd., bolígrafo en mano estaría escribiendo como todo se deja oír:

 

El lio de los gorriones,

sus trinos y la nota que todo lo puntúa tan singular a fuerza de no serlo. De la misma manera que Vd. los oye me ha de oír a mí: "No puede beber ni una gota más de alcohol".

 

Le oigo bien Dr.

Tengo setenta y tres años y me gano la vida cantando en esas miserables atmósferas de tabaco y borrachos que no soportan el ambiente creado por sus exigentes mujeres:

 

Esos parranderos se pasan todo el día

recibiendo órdenes en el trabajo y al llegar a casa descargan todo su mal humor en los hijos porque no soportan sus miradas;

 

sólo encuentran placer

y alegría en el alcohol y en la risa que les provoca mi gastada figura tan quemada como la suya. Me ven ridícula por la torpeza de mis movimientos y los gallos que suelto en mis canciones.

 

En mi familia nadie ha bebido

jamás una copa de vino y, sin embargo, ninguno de  esos santos familiares sobrepasó la raya de los sesenta: los infartos y el cáncer se los llevó por delante prematuramente.

 

Tiene Vd. razón.

Sus parientes murieron por obstrucción en sus arterias por falta de  alcohol en sus vasos sanguíneos y por hiperplasias provocadas por la fermentación de los tejidos sobrecargados de grasas.

 

Ahora bien, si Vd. me oye como a esos gorriones

puede que siga cantando durante los próximos ocho o diez años: en lugar de alcohol tomará fósforo en las dosis que yo le voy a prescribir.

 

Su adicción al alcohol

le ha mantenido limpio su aparato circulatorio, ahora deje que sea yo quien le diga cómo curarse la cirrosis.

 

Escuche cómo cantan esos gorriones.

¿No le dan envidia? ¿No desea cantar como ellos el resto de su vida?

 

                                                                              Johann R. Bach

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NEUROLOGÍA Y ARTE

Un blog de Mary García

 

http://cerebroefectivo13.blogspot.com/2013/11/neurologia-y-artealcoholismo.html

 

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