DE TUS LABIOS SALE LUZ
Un poema es aquello
que resultaría imposible
traducir sin el corazón.
Johann R. Bach
De tus labios sale luz
De silla en silla te mueves inquieta
en la nave del tiempo como los pájaros de rama en rama sin más tripulación que el reflejo de tus pensamientos.
Con tu espíritu especialmente crítico
arrancas fragmentos al mundo añorando sueños nunca vividos; removiéndote entre un mar de culpabilidades imaginarias. Eso es todo. Perteneces al mundo, pero no eres el mundo, sólo eres la diosa Minerva maestra del dibujo; luz, sol, voz.
De vez en cuando necesitas silencio
¡Menuda palabra para una diosa que vive de los ecos y la música de las palabras!
Pero hay lenguaje
entre palabra y palabra, entre beso y beso de Minerva, de sus labios sale luz, caricia de su generosidad, y de su aliento se alimentan no pocos mortales.
Del "Manual de la Soledad" Johann R. Bach
El autobús se ha detenido. También mis pensamientos. Desciendo, no sin dificultad, de las nubes; miro la antigua fachada de ladrillo; me esfuerzo por recordar los rostros de "mis niños", los hermanos pintores; me pregunto si puede llegar un día en que no los pueda reconocer.
Me abre la puerta Jacques. Se ha convertido ya en un joven sonriente; me abraza, me besa muy cerca de los labios, como besamos las mujeres en la tercera edad. Claire baja corriendo, su abrazo también tierno no oculta cierta tristeza.
Ambos, ya huérfanos, se dejan explorar por mis ojos de té, como en otras ocasiones mientras me explican que siguen ordenando, pacientemente, sus cuadros y sus días. En sus ojos cuece la muerte (reciente de su padre Firmen), el frío vidrioso de sus ojos se insinúa en sus gestos y aparentan vivir como si nada, como si el olvido pudiera ganar la batalla y sienten, algo cansados, como el corazón se enlentece, como la piel recibe uno de los primeros golpes de aire seco y se adormece.
¡Huérfanos frágiles míos!
como mis manos
cuando no estoy contigo.
Una oleada de calor súbita enciende mis mejillas. Un sudor frío me recorre todo el cuerpo. Como si me faltara el aire me abanico para darme un poco de alivio. La pequeña copa de Oporto, después de algún momento de euforia, me ha producido el escalofrío y a punto he estado de desmayarme. Mi corazón no es eterno y ver a mis gemelos crecidos como sus cuadros me ha conmovido.
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