ABANICO ERÓTICO
Mucho,
muchísimo tuve que viajar para poder verte una sola noche; la última.
Aquella noche,
mangas floreadas frente al mar, te escanciaba vino con gran cariño, rojo de ebriedad mi rostro.
Dancé
hasta que la luna se ocultó tras el amanecer.
Canté
hasta quedarme sin fuerza para mover mi abanico de flores de bugamvillas.
Recuerdo bien
aquel encuentro y muchas veces he soñado contigo.
¡Qué suplicio
es vivir separados! ¡Qué felicidad juntar nuestras cabellos plateados!
Esta noche
no quiero apagar mi lámpara de tyffanis:
Temo que vuelvas a ser un sueño.
Johann R. Bach
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