EL NOMBRE DE MARTA GUILLAMON
El nombre de Marta Guillamon
siempre originó, dentro y fuera de Catalunya, una viva curiosidad como si su personalidad se escondiera detrás de este apellido.
Durante muchos años Marta,
tuvo que reflexionar sobre esa cuestión antes de poder dar respuesta a esa inquietud malsana de poder meter a todo el mundo en el saco de la vulgaridad.
Aparte de lo que le podían aclarar
los libros del Registro Civil y la fe dinástica de los Libros de Registros Parroquiales –eclesiásticos- buscó en su interior una respuesta que pudiera frenar a inquisidores y censores.
Etimológicamente Guillamon
podría venir del diminutivo de Guillem (Guillermo) Guillemó, luego probablemente se le añadiría la "n" final para "castellanizar" el apellido.
Posteriormente la "e" pronunciada en catalán
fue fácilmente confundida, por la austeridad vocálica castellana, con una "a"; y, finalmente, como palabra aguda acabada en "n" se acentúa en castellano, aunque en catalán no.
El nombre de Marta
se lo puso su padre, impresionado por ese personaje en una de las novelas de Folch i Camarasa.
Todos esos posibles orígenes
de su nombre no eran suficientes para acallar su propia inquietud porque había observado que
todo lo que tocaban las autoridades,
fueran del signo y/o clase que fuesen, se deshacía con el tiempo y que el amor que decían poseer sobre las cosas se estropeaba.
Así que Marta, esa original Marta Guillamon,
concluyó que su conflicto con la etimología era tan agudo que entre amar y matar apenas veía la diferencia de una letra.
Johann R. Bach
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