PALACIO DE LAS PALABRAS SECRETAS
¡Oh noche!
Heme aquí ante ti Diosa de las Tinieblas
en éxtasis de bosque, con el delirio en las sienes; entre flores, exhaustas de su propio aroma y mis ojos entre los ojos de tus estrellas y mis labios llenos de sal entre las olas.
Heme aquí, postrada
en esta vigilia junto a un mar sin luz, separada de cuánto no me amó y abandonada por aquellos que sí me amaron.
¡Oh noche!
Ante ti vengo a llorar
cuando ya nadie quiere ver mis lágrimas, cuando de mi pecho ya no surge más que resentimiento y sangre desprendida de viejas cicatrices.
Aquí me tienes después del crepúsculo
perdida entre brumas que gimen como espirales de caracolas vacías;
lamentándome de haber olvidado tu regalo de aquellas lluvias de estrellas de tantos agostos envueltas en tomillo y romero.
¡Oh noche!
Rosa de roja rosa
que abrazas lo intocable y lo real, levanta tus vientos de tramontana y arrástrame como a las joyas hacia la luz violeta pues cuando llegue la hora de las amatistas quisiera ser una de tus sombras elegidas para construir tu Palacio de Palabras Secretas.
Johann R. Bach
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