TUMBADO AL SOL EN ARENYS DE MAR
Cuando te conocí
a nadie le importaba si era moreno o si guardaba en mi cuerpo un lirio sin abrir;
morían mis acechantes pesadillas
mientras pensaba en ti,
pero no lo olvides,
ahora no deseo nada más,
dormido sobre la arena de la playa
de este pequeño paraíso de Arenys de Mar, observo la trayectoria las nubes y sus caprichosas formas
como antiguas naves helénicas.
El viento se ha detenido,
las gaviotas se han situado en grupos sobre la playa, el sol de invierno calienta ligeramente mi pecho,
a la espera permanezco
de una señal del transparente cielo
que me desprenda de todo
lo que no me pertenece,
la disponibilidad de aquellas horas
en las que los conciertos, las excursiones, las visitas a museos, las veladas con personas que simulaban ser amigos,
una cierta postura literaria ante la vida
y Jean Paul Sartre comiendo ilusiones
para horrorizarnos, para vengarse de mi furioso afán por la poesía,
pero no lo olvides,
ahora no deseo nada más.
Crece en mi cuerpo
la tonalidad del cadmio que amarillea mis mucosas y mis lagrimales se llenan de pitarras secas.
Sobre mis papilas gustativas
se pervierte el gusto de la leche hervida con vainilla base de riquísimos dulces y hasta el agua me parece amarga;
sólo la corteza del árbol de quina me alivia.
Pero como estos pensamientos
no sirven para nada, ni bajarás, ni vendrás, ni mostrarás tu engaño aunque la esperanza nunca se pierde y
a la espera permanezco
de una señal del transparente cielo
que me desprenda de todo
lo que no me pertenece.
Johann R. Bach
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