20 ago 2014

Bajo la Gran Luna Plateada le acarició su pelo y ató sus arterias como trenzas diabólicas.

MAGIA BAJO LA GRAN LUNA PLATEADA

¡Qué mano tan suave
y diestra debió haber sido!

La noche había completado
la mitad de su recorrido. En ese mismo instante el enjambre de los cielos iba a caber enteramente en su mirada.

La vio, primera y única,
hembra divina en las revueltas esferas.

Desgarró su vestidura de infinito:
desnuda la restituyó a la tierra. El humus impregnado de raíces de romero y lavanda llegó a todas partes.

Bajo la Gran Luna Plateada
le acarició su pelo y ató sus arterias como trenzas diabólicas.

Le cantó en su oído y
escuchó su voz perderse en la concha marina de su cuerpo.

                                                                Johann R. Bach

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