Ana la escritora espera la lluvia
Hierbecillas de tomillo
en la brisa del Montsec.
Noche en la alta montaña
como una ermitaña sola.
Sobre el extenso prado
cuelgan unas estrellas.
Detrás de las amapolas
surge la luna entre pequeñas nubes.
¿Me viene, acaso, la fama sólo de mis versos?
Vieja aunque no enferma, ¡que la escritora desaparezca! Hoja errante por los aires, ¿a qué me asemejo?
Una alondra entre el cielo y la tierra.
Me tocó vivir alguna mala época
y la esquivé retirándome del mundo como los ermitaños.
Hace mucho
que se me nublaron los ojos, y el mes pasado mis oídos quedaron sordos por un resfriado común.
El oriol llora con su canto
la incipiente primavera, pero mis pupilas chorrean lágrimas continuamente.
Para mí
no ha concluido el concierto de los pájaros; aún no arrastro el culo ni orino por rebosamiento como aquellos que entristecen el paisaje.
Las amarillas hojas
que cubrían el paisaje han desaparecido bajo una manta en la que hongos y caracoles
esperan la lluvia, otra vez, como yo.
Johann R. Bach
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