LUNA LLENA SOBRE CORCUBIÓN
Miles de fragmentos de arena
miran la luna desde la playa, en el blanco recinto danzan suavemente las sombras de los elegantes cipreses.
Es perla y camafeo del paisaje
de Corcubión en noches de viento, frágil como si la mano de Eolo la acariciara.
Esa luna llena que escucha
a Beethoven y, una a una, siente cada nota en su Claro es nada más la intérprete de sonatas con fortuna en el amor pero no en los dados.
Esa luna de agua
que ya avanza a caballo sobre el musical viento describe su arco en el firmamento, y sin alabanzas, atraviesa con sus rayos las sombras de los cipreses inclinados hacia el mar.
Esa luna teje con hilos de plata
el breve trayecto que separa la vida del mar de la paz del recinto laberíntico de blancas paredes.
Elisa R. Bach
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