ORDEN EN LA HUELGA GENERAL
Todo está en orden,
es decir, en silencio y en quietud como en un lago alpino; como en un sábado a las siete de la mañana o como en una huelga general.
Todo está en su hipotético sitio,
esperando que la mano elija; pero mire por donde mire, sólo hallo los años de la infancia y el lugar donde nació el héroe del drama y las primeras impresiones
aquellas que evocaban
el séptimo acto en la cima del desastre. Todo lo demás parece no contar: pronto se llenará la plaza de gente con la cara tapada en lugar de las máscaras clásicas, vociferando.
Ahora sólo las ropas
representan las tres emociones principales: el vestuario con los pliegues presto a la acción, el miedo en los intestinos y los petardos lanzados por sombras provistas de zurrón encenderán el cielo.
Entretanto, los hijos asesinados de Medea,
el veneno y el cuchillo esperarán su turno, encerrados en la caja de la vida hasta que ésta se haga intolerable.
Sí, sí. Ahí yacen vivos.
Puedes oír su respiración si acercas tu oreja a la tapa, pero hazlo con cuidado no vayas a abrirla antes de que silben las Euménides.
En esa caja roja
se encuentra el amor del cuerpo, y en aquella otra, azul, el amor del alma; no vayas a mezclarlos. En la huelga cada actor toma y sigue el papel que más le conviene, no el razonable de irse a casa a hacer el amor.
Leo P. Hermes
Noticia de última hora:
40 piquetes con la cara tapada agreden a un tendero en Barcelona.
(La Vanguardia. 20.00 horas)
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