27 feb 2015

El aire en aquella consulta era más transparente que la combinación de una mujer agraciada durmiendo.

EL HORROR A LAS MATEMÁTICAS DE MARGARITA

 

Doctor –dijo con voz lastimosa-

"líbreme de este insoportable dolor de riñones". ¿Qué poco poético un dolor de riñones?

 

El cálculo renal, insoportable.

 

El horror a las matemáticas de Margarita

llevó al galeno a la conclusión de que lo que necesitaba como prescripción era una cena –incluida una vela- a la orilla del mar.

 

Sin embargo,

el doctor le dio una medicina extraída de la cantárida. Inmediatamente después de absorber el milagroso preparado

 

Margarita, asombrada,

sintió despejarse su cabeza.

 

El aire transparente visto de cerca,

en el paisaje se ve azul. A veces llega a la tonalidad añil. Margarita en la consulta le pareció que todo era verde:

 

con la sensación de flotar

sintió la distancia de la mirada en relación a la hierba de un cuadro colgado en la pared.

 

Y es que en julio,

la tendencia de la flora a separarse de Margarita, acentuaba su tono de piel y la cubría de suave sudor.

 

El verano comenzaba a notarse

por su cara quemada por el sol.

 

La suma

–horrible operación matemática para ella- de flores bonitas y feas acercándose y alejándose alternativamente, atormentaba su ojo tal y como lo hacen las extensiones de verde y azul.

 

Comenzó a comprender que,

el color de las cosas, de hecho, es una máscara que se pone el universo, ávido de detalles.

 

Los cuerpos macizos, de alta densidad,

no son el resultado de la división de la energía entre la velocidad de la mirada al cuadrado y la raíz sedienta de poesía,

 

sino de la sensación de fricción

contra los de la misma especie.

 

Margarita se fijaba

en el espacio de la pequeña estancia y le pareció que su volumen crecía por momentos:

 

ese espacio crecía con su disfraz uniforme

tanto de lejos como de cerca.

 

Con qué tozudez,

independientemente de su medida, retenían el color –azul o verde- los frascos topacios de los medicamentos de la consulta:

 

Estaba alucinando:

¡era casi como una religión!

 

Podía ver un hilera de individuos

que se fugaban en dirección a Asia en busca de palmeras para cobijarse en sus sombras.

 

El aire en aquella consulta

era más transparente que la combinación de una mujer agraciada durmiendo.

 

¿Exceso de verde fosforescente y azul pastel?

¿Exceso de formas banales de vida?

 

Del dolor de riñones, no quedó ni rastro.

 

                                                              Johann R. Bach

3 comentarios:

  1. Fantástica combinación de matemáticas y homeopatía insectívora. =)

    ResponderEliminar
  2. La división entre la velocidad de la mirada al cuadrado y la raíz, supongo que cúbica, sedienta de poesía...
    ¡Un lujazo de metáfora!

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar