LA SOLEDAD EN LA GRAN CIUDAD
El amor aún se le clava en el cerebro
como las ideas fijas propias de un país volcado al mar.
Medita mientras refresca
en la pequeña tribuna desde la que puede observar la calle en sus dos direcciones.
Larga,
tras los visillos blancos, es la noche. Odia el susurro cruel del viento y esa lluvia propia de los días oscuros que cuartea
la piel de alabastro
de los crisantemos blancos.
No es como la de su rostro
en el que se han tintado las mejillas –después de varios largos tragos de vino- como la peonía roja.
Tampoco el ceño
se le ha llenado aún de mortal tristeza bajo su frente limpia de arrugas horizontales pues la lluvia ha cesado.
Y es que Barcelona no ha cambiado
en muchos de sus rincones. La Plaça del diamant, igual que antaño, os lo aseguro, es cuadrada.
Sus refugios antiaéreos
son visitados por miles de turistas que quieren sentir lo mismo que los vecinos del barrio durante los bombardeos: lo oculto bajo tierra.
El agua de la lluvia resbala
por el Torrent de l'Olla en dirección a la calle Córsega como siempre. El Carrer Gran de Gracia continua siendo agradable
En cuanto a las novedades
hay que decir que desde que el Papa visitó la Sagrada Familia y el Barça subió a las cumbres de las más Altas Dignidades del fútbol,
Barcelona se ha convertido en el París mediterráneo.
Hay mucha gente amable
que se desvive por ayudar a los visitantes y por acoger a los estudiantes extranjeros y comparten con ellos las terrazas de los innumerables cafés.
Barcelona noche,
un restaurant con vistas al mar… ¡Qué chic suena esa frase! ¡una fiesta para las cuerdas vocales!
Baja (ella) a pasear junto a los cafés …
se apoya en el muro de la Iglesia en la Plaça de La Virreina y levanta la vista y
ve una luna paralizada en el cielo
como su estado general.
Johann R. Bach
Ya bajaré yo por esas calles, sin sonrojadas mejillas, por el vino, y con el ceño fruncido, pero de alegría, por poder, al fin, visitar Barcelona. Y, tal vez, pueda yo empaparme de esos maravillosos poemas tuyos. Besotes, poeta, buenas noches para vos
ResponderEliminar��☺��
Estás invitada a venir a Barcelona cuando quieras.
ResponderEliminarAsí es, la diferencia se hace evidente tras unas fiestas o gente que va a veranear; tras ellas, el silencio en las ciudades da paso a una claridad u oscuridad según se quiera mirar.
ResponderEliminar¡Hermoso escrito!
Abrazos
Gracias Mª Villalta por tu atención.
ResponderEliminarDe tu poema un sólo verso para lanzar al aire: ..."manos que acarician, sin ningún pudor".