ATRAPAR Y DEVORAR LA GRAN CIUDAD
Él nunca se sintió forastero
en las ciudades donde vivió.
No era el muchacho de los barrios bajos
–descrito en multitud de películas-, el muchacho que siempre anduvo –por ahí- en sus curiosos zapatos de puntera blanca…
Nunca pudo ser comparado
con el que viene del confín de la ciudad, de su parte más oscura, de largas sombras, donde las noches son negras y frías –por fuera- y
calientes y rojas por dentro.
Nunca conoció
lo que es vivir entre el exilio y la astucia, junto a la carne y el perfume de hombres y mujeres que huelen a humo de tabaco y a sudor y a sexo.
No creció como el muchacho
que sube de los bajos fondos, el que amenaza e insulta fácilmente en público –aplena luz del día-
el que atrapa y devora
sin salvación entre su garganta, la gran ciudad.
Sin embargo…
no tenía la sensación de ser mejor.
Johann R. Bach
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