TORRE VALENTINA.
(Für Alina de Arvo Pärt)
Esas notas de una música
que resbala como la respiración de las estatuas junto a lágrimas sueltas, -secadas con el dorso de la mano- tienen detrás suyo números que las transportan sobre figuras redondas.
Parecen versos
que caen al alma como a la hierba el rocío; blancas y negras, como potencias de dos luchan por llegar al centro del "tempo" como en una partida de ajedrez:
sin fusas ni semicorcheas: sin prisa.
Für Alina (melancólica composición)
hecha con ojos fascinados ante una escalera esculpida en los acantilados de Torre Valentina y que desciende hasta el mar como la tristeza misma.
¡Escúchala!
Es como esa escalera, escarpada, que se detiene entre las rocas para oír esas notas que habitan en unas gotas de lluvia al caer sobre un mar embravecido buscando el reposo.
Esa música de Pärt
acaba perdiéndose en el vacío como la palabra "esperanza", apenas descifrable, escrita sobre nuestra espalda al nacer y aprendida en un desayuno lejano.
Es como una música
casi desconocida y difícil de oír sin tragar saliva. Es la esperanza -un ritmo- como una extraña taza que debe portar cada uno, sin saber cuándo beber su contenido
Johann R. Bach
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