AGNÉS SE ENAMORÓ DE MÍ
Me ingresaron en el hospital
con la sospecha de sufrir un Ictus cerebral, también llamado accidente cerebrovascular (ACV o ACVA), que es la interrupción del flujo sanguíneo al cerebro y la consecuente falta de aporte de oxígeno que necesita para funcionar.
Tardaron setenta y seis horas
en descubrir que de las junturas occipito-temporales se desprendía un líquido viscoso que rápidamente colocaron en el "porta" de un microscopio electrónico.
La sorpresa de Agnés
-la bióloga encargada del caso- fue mayúscula: Llegó rápidamente a la conclusión de que se trataba de una hemorragia de erratas: las bes, las uves, las haches, las tildes bailando sobre enes juguetonas caían sobre mi cogote.
Se enamoró de mí.
Ajena al desprendimiento tipográfico
y a la metástasis gramatical
me besó con ternura en los ojos.
Realmente el síndrome
–a falta de otro nombre- se trataba de un estallido parecido a la ebullición de una sopa de letras que en número impar se sale de la olla.
A partir de aquel día
Agnés y yo fuimos felices
Johann R. Bach
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